- No me encontraste, te encontré
cuando me dabas también por perdida;
no soy ella ni soy la poesía
pero estoy aquí contigo,
donde ni una ni otra te acompañan;
te quiero, además, aunque no quieras
( tan acabado como estás, imbécil mío )
pues sólo sientes pena y abandono
y una decadente majestad que se termina.
No eres mi amante, soy yo la que te quiere,
no eres tú, es ella la que se ha muerto,
no es el desencanto, es el miedo,
porque ya no eres nada y no soportas
recordar de nuevo aquello que has sido.
No sé, no me hagas caso;
estás triste, quieres muerte y quieres sexo.
Sigamos si tú quieres,
pero recuerda, te pido algo sucio y leve,
despacio como todo en esta vida,
así el amor, así la nieve.
Jordi Virallonga