ATA DE OTOÑO
Es tarde
ya se que no vendrás madre.
El niño ávido que fui
interroga a lo improbable del recuerdo
que parte mi vida
en dos historias.
Yo me arrojé al abismo madre.
Te llamo aun como cuando era de noche y tenía fiebre.
Nunca pude conformarme...
Siento aveces que vivir
es una venganza contra lo vivido.
Es sábado y estoy solo,
es la hora en que se detienen los relojes
la insoportable hora del suicida y del bendito.
Desde las antiguas fotos la vida duerme su sueño eterno
¿Es acaso lo más amado, lo que nos hace vulnerables, lo que nos detiene ?
Releo cartas imposibles de descifrar
la escritura minúscula y ligera
hecha en noches como esta, donde no se tiene nada que perder
porque todo se fue perdiendo lentamente entre nosotros.
Confesiones en francés : Taquigrafía difícil y rápida
mezclada con latín y citas de la biblia.
Incrustaciones de mundos tan diversos
hechas antes de la locura como para que nadie entendiera tus misterios.
Te veo más tarde ya vencida con las uñas moradas
mientras yo me enfermaba por cualquier motivo.
Es duro decirlo
no pude volver nunca más de tus misterios.
Hay un cielo ciego allí donde interpretar la vida
se intenta con el arte y la escritura.
Hector Berenguer.
ATA DE OTOÑO
Es tarde
ya sé que no vendrás, madre.
El niño ávido que fui
interroga lo improbable del recuerdo
que parte mi vida
en dos historias.
Yo me arrojé al abismo, madre.
Te llamo aún como cuando era de noche y tenía fiebre.
Nunca pude conformarme...
Siento a veces que vivir
es una venganza contra lo que se ha vivido.
Es sábado y estoy solo,
es la hora en que se detienen los relojes,
la insoportable hora del suicida y del bendito.
Desde las antiguas fotos la vida parece un sueño eterno.
¿Es, acaso, lo más amado lo que nos hace vulnerables, lo que nos detiene?
Releo cartas imposibles de descifrar
la escritura minúscula y ligera
hecha en noches como ésta, donde no se tiene nada que perder
porque todo se fue perdiendo lentamente entre nosotros:
confesiones en francés, taquigrafía rápida y difícil
manchada con latines y citas de la biblia
para que nadie entendiera tu misterio;
te veo más tarde ya vencida con las uñas moradas
mientras yo enfermaba por cualquier motivo.
Es duro decirlo,
pero no pude volver jamás de tus misterios:
siempre hay un cielo ciego
vida
se intenta con el arte y la escritura.
Hector Berenguer.