La colección Conversaciones (Confluencias Editorial) tiene tan buena pinta que me he pillado ya los tres primeros volúmenes: los de las charlas con Karen Blixen (aka Isak Dinesen), Akira Kurosawa y Claude Monet. Son libros de formato pequeño, que oscilan en torno a las 100 páginas, con maravillosas cubiertas en blanco y negro. Ser fiel a la historia, el tomo de Conversaciones con Karen Blixen, recopila siete de estas entrevistas o encuentros, entre los que llaman mucho la atención los que tuvo con Bernard Pivot en París y con Marilyn Monroe porque la baronesa quería conocer a su marido Arthur Miller. En estas charlas Blixen se muestra como una mujer fuerte, independiente, adelantada a su tiempo (si se me permite una expresión tan manida), de una sutileza en sus palabras y en su comportamiento que casa completamente con la imagen que muestra la portada. Algunos extractos:
¡Son demasiadas las cosas que he olvidado! Si pudiera recordar mejor, podría… pero tan solo me gusta narrar cuando hay alguien dispuesto a escucharme. En Kenia siempre se cuentan historias, no teníamos ni radio ni películas, y con frecuencia mis sirvientes venían a sentarse junto a mí y me decían: "Ahora te voy a contar algo que sucedió de verdad. Había una vez…". Sí, me sentaba allí, completamente alejada del mundo, y escuchaba a chicas y chicos contar historias de Las mil y una noches, obra que nunca habían leído. Estas historias llegaban cabalgando a lomos de un camello con los viajeros y eran sin lugar a duda más osadas que las de la recopilación que conocemos.
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Los blancos ya no son capaces de sentarse a escuchar la narración de un relato. O no logran estarse quietos o el sueño se apodera de ellos, pero los nativos todavía siguen teniendo oído. Les narraba historias sin cesar, toda clase de historias y también todo tipo de disparates. Podía decirles: "Había una vez un hombre que tenía un elefante con dos cabezas"… y ya se mostraban ansiosos por saber cómo seguía la historia.
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Sería terrible si pudiera explicar cualquiera de mis cuentos mejor de lo que se expresa en el propio cuento.
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Considero que lo más importante para la mujer no es lo que hace, sino lo que es. La simple presencia de la mujer en la vida ha de implicar que la vida adquiere mayor belleza, un equilibrio más perfecto; cierta poesía, se podría decir.
[Confluencias Editorial. Traducción de Cristina Riera]