Clásicos Imprescindibles: Todos a Casa (1960, Luigi Comencini). El caos italiano durante la WWII.

8 de Septiembre de 1943

El Mariscal Pietro Badoglio, Jefe del nuevo Gobierno Italiano, anuncia públicamente que ha firmado el armisticio con los Aliados. Las tropas italianas reciben la orden de cesar las hostilidades contra las angloamericanas que habían comenzando la "reconquista" de Italia pocos meses atrás. Los italianos deben ceder el control de aeródromos, puertos marítimos y demás instalaciones militares y civiles que los mandos aliados consideren útiles en su lucha contra los nazis. Además, deben negar a los alemanes cualquier ayuda militar que pueda suponer una ventaja en su lucha contra norteamericanos y británicos.

El gobierno de Badoglio mantenía, desde junio, al depuesto Mussolini prisionero en Gran Sasso pero, tres días después de la proclamación del armisticio, el Duce es liberado por un comando de paracaidistas alemanes. Mussolini, apoyado por las tropas de Hitler, forma en Saló el gobierno de la nueva Reppublica Sociale Italiana creando el Ejército Nacional Republicano que estará compuesto, mayoritariamente, por sus incondicionales fascistas (un total de 150.000 hombres que serán entrenados en Alemania). Tras la firma del armisticio, el Ejército Alemán no está dispuesto a ceder el control de ninguna instalación estratégica a los aliados y considera como enemigo a todo aquel soldado italiano que acate las órdenes del Mariscal Badoglio...


Y ahora, en este marco incomparable durante uno de los momentos más caóticos y de desgobierno que ha conocido Italia, imaginemos que somos un subteniente del ejército regular italiano que, al mando de un grupo de hombres, tiene que decidir qué narices hacer

Todas las opciones son muy atractivas:

I.- Unirse a los alemanes en un momento en el que la guerra en Europa se sabe perdida,
II.- Unirse a los fascistas italianos que están más fanáticos y paranoicos que nunca,
III.- Unirse a los americanos, las mismas tropas que hasta hace pocas horas eran el enemigo oficial.
y IV.- Unirse a los partisanos que llevan años combatiendo a los ejércitos de Mussolini.

Bonus track: En cualquiera de estos cuatro casos existe el riesgo de que te fusilen según las múltiples interpretaciones que tus nuevos "amigos" le quieran dar a tu decisión: traidor, chaquetero, cobarde, vendido a los aliados, a los nazis, a los fascistas, a los monárquicos... 

Pero hay otra alternativa. Una salida por la puerta de atrás, una opción más sencilla y directa: quitarte el uniforme, vestirte de paisano y volver a tu casa lo más rápido posible

Muchos soldados italianos creen que es la mejor (si no la única) opción razonable. La paz está cerca, o eso creen ellos...

Así comienza la estupenda película de Luigi Comencini titulada, muy gráficamente, Todos a Casa.

Una película que encabeza una de las megaestrellas de la comedia italiana, Alberto Sordi, inolvidable protagonista de muchas películas de este nuevo género que tomó el relevo cinematográfico al glorioso neorrealismo. Y Todos a Casa es, precisamente, uno de los mejores exponentes que representa esta transición estilística y conceptual.

La guerra había terminado quince años atrás y las cicatrices comenzaban a cerrarse. Era ya tiempo de comenzar a sonreír tras tantas lágrimas derramadas en forma de magistrales fotogramas neorrealistas de directores como De Sica, Rossellini o Visconti. Pero Comencini sabe que los horrores de la guerra están todavía, al mismo tiempo, tan lejos y tan cerca y dota a Todos a Casa de uno de los más acertados tonos tragicómicos que yo he visto jamás.


Durante las peripecias de la vuelta a casa del personaje de Alberto Sordi (una particularísima odisea a la italiana) se alternan las escenas cómicas con los momentos dramáticos (y trágicos). El protagonista de la historia, el subteniente Alberto Innocenzi (ojo al apellido), será testigo del desmoronamiento de su patria y de las crueldades de la guerra y se descubrirá a si mismo desamparado sin fe alguna a la que aferrarse.

Patria, Honor, Familia, Disciplina.., ¿qué significado tienen ahora estos conceptos?. Suenan vacuos y ampulosos y parecen desvanecerse confundiéndose con el polvo de los caminos por los que huye Innocenzi. ¿En quién y en qué valores se puede confiar durante un tiempo que parece estar suspendido flotando en un enrarecido aire que huele a guerra y a paz al mismo tiempo?. En nadie. Es hora de no pensar en nada más que en salvar el propio pellejo a costa de lo que sea.

Sin embargo, ¿son buenos tiempos para el egoísmo?...


Bajo la patina de una comedia ligera que incluye episodios muy, muy divertidos (la fantasmagórica deserción en un oscuro túnel ferroviario es ejemplar), encontrarán ustedes en Todos a Casa una película salpicada de dolor, ironía y amargura, un alegato antibelicista que busca algo de redención de culpa y de recuperación del orgullo patrio perdido.

Todo ello personificado en el subteniente Innocenzi. Un soldado que se despertó una mañana del 8 de Septiembre de 1943 y marchó, luciendo orgulloso su impoluto uniforme de subteniente, dispuesto a defender la costa peninsular del desembarco aliado pero que, tras veinte días de comatoso peregrinaje por la geografía italiana, "despertó" de nuevo para descubrirse, andrajoso y polvoriento, combatiendo junto a mujeres y niños durante la famosa revuelta popular antinazi de los Cuatro Días de Nápoles.

No se la pierdan, insensatos.

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