El cuarto título de la colección “Maestros del Haiku” corresponde de nuevo a Natsume Sōseki, un escritor que suele levantar pasiones y del que habíamos leído Sueño de la libélula en esta misma editorial. En la introducción se nos señalan los motivos que configuran su obra haikista: la observación de la naturaleza, la humanización de los animales o “los efectos acústicos acompañando a los visuales”. Parece que Sōseki fue cuestionado como escritor de haikus en A History of Haiku, pero Fernando Rodríguez-Izquierdo hace una defensa de su arte en la nota que abre el libro y nosotros estamos de acuerdo con él. Os dejo con cinco ejemplos:
La ipomea, ya a punto
de florecer: lo avisan
tintes del cielo.
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Vendí mi escrito
por pagar un mejunje:
el humo antimosquitos.
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También cuanto te quejas
del frío sobre tu piel,
te siento muy humana.
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En tiempo de hojas jóvenes,
yo tiendo a recluirme
en mi escritorio.
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Caen las flores
desmoronándose: sombras
que van fluyendo.
[Satori Ediciones. Traducción de Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala]