Francisco Mora
Por el Río van caballos
De nuevo, el otoño batiendo los postigos,
como si nunca antes la vida tejiera sus tapices
en la casa.
Otra vez el vértigo abisal de la existencia hurgando
en las cómodas, trazando signos de duda en las
paredes y sobre la cal de mi alma.
Inmóvil, en el cuarto hay un hombre que mira
y no pregunta,
inmóvil, junto a mi lecho, el curso del río
viste canas amarillas y paréntesis de hierba.
Este es el lugar de la ruina y el silencio,
bajo este techo de arrogancia alcé una cabaña
de naipes y palabras
que tumbó el vendaval. En tránsito
mi voz clamando por la herida,
en esta mies de nadie enjalbegada de fiesta
que cicatriza en mi carne.
Una vez más el otoño golpeando los cristales,
dibujando caballos ocres en el río,
hermosos caballos rotos entre la niebla.
Caballos de tristeza semejantes a mi alma.
como si nunca antes la vida tejiera sus tapices
en la casa.
Otra vez el vértigo abisal de la existencia hurgando
en las cómodas, trazando signos de duda en las
paredes y sobre la cal de mi alma.
Inmóvil, en el cuarto hay un hombre que mira
y no pregunta,
inmóvil, junto a mi lecho, el curso del río
viste canas amarillas y paréntesis de hierba.
Este es el lugar de la ruina y el silencio,
bajo este techo de arrogancia alcé una cabaña
de naipes y palabras
que tumbó el vendaval. En tránsito
mi voz clamando por la herida,
en esta mies de nadie enjalbegada de fiesta
que cicatriza en mi carne.
Una vez más el otoño golpeando los cristales,
dibujando caballos ocres en el río,
hermosos caballos rotos entre la niebla.
Caballos de tristeza semejantes a mi alma.
De su libro
Memoria del silencio
Ed. El toro de Barro
Tarancón de Cuenca, 2000.
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Francisco Mora, "Memorias del silencio" Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca, 2000. PVP: 10 euros. |