Salmo 104 (103)
(Traducción de Reina Valera, 1960)
(Traducción de Reina Valera, 1960)
Bendice, alma mía, a Jehová.
Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido;
Te has vestido de gloria y de magnificencia.
Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido;
Te has vestido de gloria y de magnificencia.
El que se cubre de luz como de vestidura,
Que extiende los cielos como una cortina,
Que extiende los cielos como una cortina,
Que establece sus aposentos entre las aguas,
El que pone las nubes por su carroza,
El que anda sobre las alas del viento;
El que pone las nubes por su carroza,
El que anda sobre las alas del viento;
El que hace a los vientos sus mensajeros,
Y a las flamas de fuego sus ministros.
Y a las flamas de fuego sus ministros.
El fundó la tierra sobre sus cimientos;
No será jamás removida.
No será jamás removida.
Con el abismo, como con vestido, la cubriste;
Sobre los montes estaban las aguas.
Sobre los montes estaban las aguas.
A tu reprensión huyeron;
Al sonido de tu trueno se apresuraron;
Al sonido de tu trueno se apresuraron;
Subieron los montes, descendieron los valles,
Al lugar que tú les fundaste.
Al lugar que tú les fundaste.
Les pusiste término, el cual no traspasarán,
Ni volverán a cubrir la tierra.
Ni volverán a cubrir la tierra.
Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos;
Van entre los montes;
Van entre los montes;
Dan de beber a todas las bestias del campo;
Mitigan su sed los asnos monteses.
Mitigan su sed los asnos monteses.
A sus orillas habitan las aves de los cielos;
Cantan entre las ramas.
Cantan entre las ramas.
El riega los montes desde sus aposentos;
Del fruto de sus obras se sacia la tierra.
Del fruto de sus obras se sacia la tierra.
El hace producir el heno para las bestias,
Y la hierba para el servicio del hombre,
Sacando el pan de la tierra,
Y la hierba para el servicio del hombre,
Sacando el pan de la tierra,
Y el vino que alegra el corazón del hombre,
El aceite que hace brillar el rostro,
Y el pan que sustenta la vida del hombre.
El aceite que hace brillar el rostro,
Y el pan que sustenta la vida del hombre.
Se llenan de savia los árboles de Jehová,
Los cedros del Líbano que él plantó.
Los cedros del Líbano que él plantó.
Allí anidan las aves;
En las hayas hace su casa la cigüeña.
En las hayas hace su casa la cigüeña.
Los montes altos para las cabras monteses;
Las peñas, madrigueras para los conejos.
Las peñas, madrigueras para los conejos.
Hizo la luna para los tiempos;
El sol conoce su ocaso.
El sol conoce su ocaso.
Pones las tinieblas, y es la noche;
En ella corretean todas las bestias de la selva.
En ella corretean todas las bestias de la selva.
Los leoncillos rugen tras la presa,
Y para buscar de Dios su comida.
Y para buscar de Dios su comida.
Sale el sol, se recogen,
Y se echan en sus cuevas.
Y se echan en sus cuevas.
Sale el hombre a su labor,
Y a su labranza hasta la tarde.
Y a su labranza hasta la tarde.
!!Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová!
Hiciste todas ellas con sabiduría;
La tierra está llena de tus beneficios.
Hiciste todas ellas con sabiduría;
La tierra está llena de tus beneficios.
He allí el grande y anchuroso mar,
En donde se mueven seres innumerables,
Seres pequeños y grandes.
En donde se mueven seres innumerables,
Seres pequeños y grandes.
Allí andan las naves;
Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.
Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.
Todos ellos esperan en ti,
Para que les des su comida a su tiempo.
Para que les des su comida a su tiempo.
Les das, recogen;
Abres tu mano, se sacian de bien.
Abres tu mano, se sacian de bien.
Escondes tu rostro, se turban;
Les quitas el hálito, dejan de ser,
Y vuelven al polvo.
Les quitas el hálito, dejan de ser,
Y vuelven al polvo.
Envías tu Espíritu, son creados,
Y renuevas la faz de la tierra.
Y renuevas la faz de la tierra.
Sea la gloria de Jehová para siempre;
Alégrese Jehová en sus obras.
Alégrese Jehová en sus obras.
El mira a la tierra, y ella tiembla;
Toca los montes, y humean.
Toca los montes, y humean.
A Jehová cantaré en mi vida;
A mi Dios cantaré salmos mientras viva.
A mi Dios cantaré salmos mientras viva.
Dulce será mi meditación en él;
Yo me regocijaré en Jehová.
Yo me regocijaré en Jehová.
Sean consumidos de la tierra los pecadores,
Y los impíos dejen de ser.
Bendice, alma mía, a Jehová.
Aleluya.
Y los impíos dejen de ser.
Bendice, alma mía, a Jehová.
Aleluya.
Otros poemas en torno a la
Creación:
"Salmo 104", de David (Versión de Reina Valera)
Psª Maya: Cantos de la Creación, Popol Vuh (Versión de Miguel Ángel Asturias).
Grandes Obras de
El Toro de Barro
David Escobar Galindo, "El despertar del viento", Ed. El Toro de Barro, Carboneras del Guadazón, Cuenca, 1972. edicioneseltorodebarro@yahoo.es |