El libro de la crueldad, de Layla Martínez



máquinas bulbosas escupen sobre nosotros salvajes tumoraciones. cánceres con forma de chicle. asaltemos las facultades de medicina en un caleidoscópico intento de acabar con la actitud gerontocrática. proclamemos la muerte del arte a manos de grumos incestuosos. incendiemos los centros comerciales y sustituyámoslos por ganglios linfáticos. derribemos las instituciones ilustradas. inauguremos las instituciones hermafroditas. implantemos la juventud perpetua como régimen teocrático. instauremos el futuro infinito. no al bipedismo. no al pulgar oponible. no a las cacerías de bacterias. no a los safaris de ancianos de movilidad reducida. no al método científico. todos los métodos serán sistemáticamente abolidos. la experimentación será inútil o no será. destruyamos la estética. socialicemos las sustancias lácteas y los hologramas parpadeantemente azules. no a los animalitos sudorosos. no a las salas de fotocopias. instauremos los zoológicos de ciervos sintéticos. destruyamos la botánica. nunca nada más será clasificado. mastiquemos la apocalíptica purpurina. habitemos grotescas madrigueras. socialicemos los espasmos involuntarios. colectivicemos las infecciones sórdidas. destruyamos los libros de instrucciones y sustituyámoslos por flemas fluorescentes. derribemos la Academia. nunca nada más será analizado bajo criterios blandamente perversos. involucionemos permanentemente. conformemos una horda de obesos mórbidos. de niños perversos. constituyamos una manada de turistas violentos. instauremos el delirio grotesco. proclamemos el horror cósmico.

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No dejéis solos a los niños
o celebrarán rituales
sádicos y crueles.

No los dejéis solos
o arañarán las paredes
con sus pequeños dientecitos
llenos de odio
y se clavarán agujas
en los genitales
y darán de comer insectos
a sus muñecas
y les arrancarán la cabeza,

No dejéis solos a los niños
o jugarán a ser adultos
y les daréis asco
y pena.

**

ANNE JOHNSON (1950 – 1988) Anne Marie Johnson fue la primogénita del matrimonio formado por Emily y Jonathan Johnson. Él tenía treinta y cuatro años. Ella diecinueve. Se quedó embarazada enseguida. Una semana después del nacimiento, Emily fue ingresada en un sanatorio mental de Providence, después de que una sirvienta encontrara al bebé amordazado y atado en su cuna. Dijo que los chillidos se le metían en la cabeza y le hacían agujeros. Que cada vez que la oría llorar notaba cómo le crecían alfileres en la vagina. Que los alfileres la hacían sangrar. Anne la maldita.
[Extracto del relato “Anne Johnson”]


[LVR Ediciones]

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