Bien sabido es que la mayoría de los hombres no distinguimos más allá de los colores primarios, y por contra, las mujeres son capaces de hacer una concisa clasificación de miles de ellos sin despeinarse. Es prodigioso ir con ellas de compras y ser testigo de cómo despliegan una sabiduría casi genética en el viejo arte de los afeites; köhl, rouge, polvo de arroz, ceniza, albayalde… las soluciones para resaltar las virtudes y ocultar los defectos son antiguas como el árbol del Edén. En los últimos tiempos, la lucha contra el envejecimiento ha alcanzado uno de sus pináculos tecnológicos en los videoblogs de maquillaje. Miles de chicas se plantan delante de la cámara para evangelizar con la eficacia de los productos de belleza, realizando verdaderas virguerías en los procesos cosméticos durante los cuales pasan de ser unas niñas a diosas de la noche. Nuestras protagonistas guardan los envases de los productos utilizados y luego van explicando a la cámara los tutoriales de uso, características, precio, conclusiones… La crisis ha provocado esta nueva tendencia sociológica, en la que el usuario busca un consumo menos compulsivo, más contrastado, con el añadido de una supuesta autenticidad sin ánimo de lucro, dada por las grabaciones en las propias habitaciones, muchas veces con ropa colgada al fondo. Confianza. Esa es la palabra. Buscamos alguien como nosotros que nos asesore sobre un maquillaje de ojos sutil, elegante y discreto, pero al tiempo comparta nuestros problemas cotidianos, alguien real. Se crea entonces un nicho de audiencia, a veces de miles de suscriptores; en los internacionales, Michelle Phan, Pixiwoo, Silvia Quirós, Aixawari... y entre los patrios, Isasaweis, Raisafalcao, SecretosdeChicas… que se convierte en un auténtico signo de los tiempos. No hay más que poner a rodar uno de esos vídeos y quedarse embobado ante la capacidad de estas ninfas para dominar la paleta cromática y darse pinceladas con resultados que sorprenderían al mismo Velázquez. Comprendo entonces que la belleza seguirá salvando el mundo. Qué remedio.