(Otra) Entrevista para Agencia EFE

Alfredo Valenzuela.

Sevilla, 17 mar (EFE).- El novelista Mario Cuenca Sandoval (Sabadell, 1975), que ejerce como profesor de Filosofía en un instituto de Montilla (Córdoba), ha dicho a Efe que, en literatura, "el mero entretenimiento es demasiado poco" y que le interesa una experiencia lectora que lo implique en muchos sentidos.

Por ese motivo, el autor ha dicho a Efe que "hay muchos ’best-sellers’ que se pueden leer pensando en las musarañas", mientras que sobre su última novela, "Los hemisferios" (Seix-Barral), ha matizado que se trata de una "novela de ideas".

"Es también, y sobre todo, una novela de emociones; o de ideas encarnadas en emociones; soy de los que creen que las emociones están mucho más trenzadas con las ideas de lo que parece, en contra de la presunción -freudiana- de que las ideas son un disfraz de las emociones", ha explicado.

Su novela comienza con la afirmación de que el cine es la enfermedad del siglo XX, de modo que a la pregunta sobre cuál es el tratamiento adecuado para abordar esa enfermedad, el autor ha contestado que, "paradójicamente, con más cine, con mejor cine, con películas que resquebrajen la superficie de las cosas".

Y sobre las secuelas que esa "enfermedad" del cine ha dejado en la literatura ha señalado que han sido "para bien y para mal".

Mientras "buena parte de la literatura comercial de nuestro tiempo es superficialmente cinematográfica y renuncia a las potencialidades específicas de la novela como género, también hay una amplia tradición de literatura contemporánea que ha metabolizado el discurso del cine".

Acerca de su interés por la enfermedad mental, el autor ha señalado que le interesa "como lenguaje, como idioma; y lo que la enfermedad mental hace con la identidad y la memoria; y la diferencia, si la hay, entre el enfermo y el creador; la clásica cuestión de si el genio lleva la semilla de la enfermedad mental o si es genio a pesar de ella".

Cuenca Sandoval, que ha asegurado que "uno solo puede obsesionarse con lo que le resulta misterioso", ha recordado a Barthes, al valorar si la obsesión, tal y como la padecen sus personajes, es más interesante que el amor, cuando decía que "nos enamoramos del propio estado de enamoramiento, no de la persona".

"La obsesión amorosa, creo, es el lado oscuro, y frenético, de ese exacto mecanismo", ha añadido.

Sobre los personajes y el argumento de su última novela ha señalado que la prueba más dura para un hombre "tal vez sea intentar salvar a alguien que no desea vivir", porque "ahí es donde desfallecen los argumentos racionales, la cultura", de ahí que uno de los protagonistas se pregunte en la novela "de qué le sirven ahora todos los libros que ha leído y las películas que ha visto".

Del tratamiento de los personajes femeninos ha considerado que las dos mujeres protagonistas "son tildadas literalmente como enfermas en la primera y la segunda parte, respectivamente, el lector va descubriendo que los personajes masculinos de ’Los hemisferios’ son por lo general mucho más perturbados y perturbadores".

"Apenas hay una presencia masculina amable, hasta tal punto que sentí la necesidad de introducir una en el último tercio para aliviar ese maniqueísmo", ha señalado para concluir: "Los hombres de la novela salen mucho peor parados".

A la pregunta de si sus alumnos del instituto leen sus libros, el autor ha contestado: "Mis alumnos son muy peculiares, porque trabajo en el bachillerato para adultos, y algunos de ellos son mayores que yo. Me consta que algunos me leen; me consta que algunos no me entienden y me consta que otros sí".


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