(Ilustración de Harriet Lee-Merrion)
y
en el sórdido confort de la casa paterna
saben que no regresarán nunca más
Al Berto
caricias que deposito en una hoja de papel ardiendo
notas de voz
susurros bruscos de un cuerpo a otro
nada sigue igual
las arrugas se entremezclan oscuras
se vierten
y ya no (me) alumbran
agradezco el número pi
el ambiente desasogante culpable
a
veces
de mi ubicación cada vez menos arbitraria
sangre que me mantiene despierta