Para mi amiga J,
que hace esas cosas con las tazas...
uso tu taza del desayuno como cenicero.
nunca vas a enterarte salvo que lo sepas o que, cada vez que tomes el café antes de irte, sientas el sabor a mi desprecio por tu partida, por tu existencia, porque la lavé mal.
hago la cama.
no cambio las sábanas hasta que vuelvas.
adentro no queda nada. ni tu olor, ni rastros de piel, ni nada. estiro bien las posibles arrugas. pongo el acolchado y arriba a mi gata.
cuando duermo sola, ocupo las dos plazas colocándome en diagonal. la cabeza de tu lado que es mío; los pies, de mi lado que también es mío y los espacios vacíos los lleno con ropa de los días anteriores, con libros que voy leyendo y con situaciones de una felicidad imaginaria que se supone que, pero no.
fantaseo que te llamo.
te cuento que mientras cocinaba explotó el radiador del living y que, aunque al principio me asusté, después agarré el destornillador y el martillo (que son mis únicas herramientas, pero suficientes) reparé la pérdida de gas, de agua y volví a colocar todo en su lugar.
no se nota, te digo. pareciera como que no pasó nada, insisto. pero inmediatamente pienso en mi psicoanalista repitiéndome: ah… no pasó nada? nada?, y como si fueses escuchar mi pensamiento, trato de corregirme aclarando: bueno, si, pasó, pero pude sola (ah, vos podés sola, repite ella otra vez) y a esta altura no quiero seguir aclarando más nada. si es mi fantasía debiera sucederse como yo quisiera. debiera sucederse del modo ideal y no de éste.
pero por qué no me llamaste? dirías vos. y otra vez me sale sin calcular: porque puedo sola. tengo las herramientas suficientes. (y nuevamente la cago, porque la escucho a mi amiga Y acotando: deja de hablar como si tuvieses pija. vos no tenés pija. -ya lo sé Y, ya sé que no tengo pija. no tengo ni la mía, ni la de nadie).
bueno, cortamos.
no se me rompió el radiador.
de cualquier modo, si hubiese sucedido, tampoco podría haberlo arreglado. no tengo idea cómo se hacen esas cosas.
seguramente si de verdad el radiador se hubiese roto, a esta altura todo habría estallado y ya no tendría siquiera casa.