Conocí a Cole en el colegio. Al estar sentados por orden alfabético, siempre me tocaba compartir pupitre con él.
Parecía ser más pequeño de lo que era, pero en cambio tenía una inteligencia superior al resto. Apenas hablaba con nadie, solo conmigo parecía sentirse a gusto. No hacía más que contarme historias rarísimas y se quedaba empanado a menudo mirando por la ventana. Yo, la verdad, no le hacía ni caso porque siempre pensé que estaba…