Julio Cortázar
El encargo
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
(vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
(guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
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Grandes Obras de
El Toro de Barro
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Becerro herido
la sangre del Agnus Dei
qui tollis pecata mundi.
Sus blandos ojos musitan
la sangre del Agnus Dei
qui tollis pecata mundi.
Sus blandos ojos musitan
plegarias
miserere nobis.
Sus manos blancos se asemejan
al ruido de las lianas
miserere nobis.
Su linda boca tierna informe
recuerda el parto
miserere nobis.
Su alegre piel peluda
se parece al almendro floreciente
Ome nobis pacem.
Noble becerro herido
vientre desventrado
tonto cordero defenestrado.
Oh, el Agunus Dei pecata
qui tollis mundi,
plegaria o ruido de lianas
El Agnus pecata Dei
mundi en el parto
tuerce tu boca informe.
El mundi qui tollis Agnus
como piel de almendro
miserere pacem.
Y ahora nobis afonía
del malherido animal
que algún día lloraremos...