No creáis que, después de terminar la novela, me he tomado unas vacaciones en Hawái y por ese motivo no actualizo el blog. No sé permanecer mucho tiempo sin escribir (creo que ni siquiera en Hawái podría hacerlo). Si transcurren tres o cuatro días sin que me salga una palabra, empiezo a ponerme nervioso. Por ello me he dedicado a escribir relatos breves, al tiempo que seguía puliendo mi novela. Le he adelgazado unas pocas páginas sin alterar la historia, solo eliminando frases, verbos y adjetivos innecesarios.
Seguro que podría seguir recortando el texto indefinidamente, pero en algún momento hay que parar. He decidido titular la novela “Desconexión”, en vez del original “Desconectados”, y voy a enviarla a ciertos sitios. Comparto aquí una larga lista de editoriales, por si hay lectores con intención de publicar su obra. De todas maneras, gran parte de ellas no admiten el envío de manuscritos no solicitados, y otras solo consideran a escritores con agente literario. Tendré que seleccionar mucho dónde me conviene mandarla, para no perder yo el tiempo ni hacérselo perder a las editoriales.
Si después de un tiempo razonable nadie se decide a apostar por el libro, lo más probable es que opte por la autopublicación en Amazon. No tomaría esta opción como un fracaso porque de un modo u otro necesito llegar a los lectores, que se fijen en la novela y valoren mi trabajo, ya sea en papel o en formato digital. Aunque aún tengo que mejorar como escritor (dentro de veinte años espero continuar diciendo lo mismo), considero que ha llegado el momento de lanzarse al ruedo novelístico, aun a riesgo de salir corneado y por la puerta de atrás.
En estos días también dedico bastante tiempo a la lectura. Dentro de unas semanas empezaré a trabajar en Aragon Digital, a la vez que sigo estudiando Marketing, por lo que aprovecho mi tiempo libre, antes de que mengue, para empaparme de la obra de autores clásicos y contemporáneos. En concreto estoy leyendo En la orilla, la última novela de Rafael Chirbes, uno de mis escritores favoritos entre los actuales por la precisión de su prosa y la lucidez de sus reflexiones, si bien debo confesar que su lectura produce un necesario desasosiego respecto a la condición humana.
Quizá escriba otra entrada próximamente sobre los autores que más me han impactado. Siempre me cuesta responder a la inevitable pregunta acerca de mis principales influencias. Procuro que sean lo más variadas y heterogéneas posibles, de modo que incluyen a novelistas, cuentistas, poetas y dramaturgos. También me intereso por ámbitos como la ciencia, la sociología o el periodismo. Recientemente he leído obras de Thomas Mann, Zweig, Goytisolo, Marsé, Roth, Pynchon, Bretch y Harold Pinter, entre otros. Si os apetece compartirlos, me encantaría conocer vuestros gustos literarios y considerar cualquier propuesta de lectura.
¡Saludos y hasta pronto!