Trans-Europ-Express (Alain Robbe-Grillet, 1966) |
Lame mi espalda.
Dedícame el tiempo de las arañas.
Pisa mis desmayados lunes.
No los quiero.
Sólo a ti, besándome con barba de dos noches.
Sólo a ti con tu mano en mis pestañas.
Cántame algo muy loco.
Como una canción infantil donde salga un gato.
Me gustan.
Tanto como que arañes mis hombros con tus pelos:
alambres de punta fina.
Lame mis rodillas.
No me dejes caer.
Hoy no. Maldito lunes de viento glacial.
Diez minutos dame.
Sólo diez minutos preciosos
y tú como un marinero intrépido en mis mares.
Eso es lo que necesito hoy
para que hoy sea otra cosa.
Una buena historia que contar
a nuestros nietos inventados
Eso quiero.
Ven a poblarme el vientre de saliva
y desmanes.
Que me importa un bledo este lunes-infierno
si te tengo entre mis muslos abiertos.
Lame el centro de todos los precipicios.
La laguna donde se esconde la segunda
mujer que amé
un domingo.
Y ahora te digo,
mi magnífico compañero de vida y de almohada.
Ahora te digo que haces que todos
los lunes se mueran de rabia
porque ya no rompen la risa:
no me matan.
Tú lames mis heridas
y encuentras tesoros escondidos
en lunares y sudores
que bebemos sobre sábanas
asombradas.
Asesino de mis lunes-trampa,
buen compañero de camino.
Lame mi espalda,
yo lameré tu corazón.
Sé que tú también los odias.
Tienes una pequeña colección de madrugones
con despertadores que explotan.
Yo también puedo con ellos.
Somos los guerreros que limpian
de maldad el calendario.
Y somos imbatibles.