Aunque algunas editoriales ya habían publicado antes al escritor italiano Beppe Fenoglio (Barataria, Huerga & Fierro, etc.), parece que es ahora cuando empieza a cuajar en España merced al rescate de Sajalín Editores. A este volumen de 670 páginas, hay que sumar la novela El partisano Johnny, que ya recomendamos en este blog. Fenoglio fue partisano y esa influencia se nota en toda su obra, al menos en los dos libros que yo he leído. Su mejor baza, para mí, es la naturalidad con la que escribe de ciertas cosas, y cómo se niega a hacer concesiones: si un hombre asesina a su hermano, no nos ahorra el golpe, la crudeza, no se permite un final feliz. Por eso en muchos relatos hay desenlaces bastante crudos y por eso sus personajes (algunos) son tan brutos, actúan tan a la desesperada: han conocido la batalla, han pasado hambre, han sufrido el frío y la aspereza de los montes.
Este volumen se divide en 5 partes, establecidas según el tema de los relatos: “Cuentos de la guerra civil”, “Cuentos de la posguerra”, “Cuentos de la parentela y del pueblo”, “Cuentos fantásticos” y un “Apéndice” que incluye un brevísimo diario y un texto de no ficción sobre su encuentro con una mujer. Curiosamente, los que menos me han interesado son los de la primera parte, quizá porque con El partisano Johnny ya quedé satisfecho. Los que más me gustaron son los de las dos partes centrales: aquellos en los que cuenta historias sobre la posguerra y sobre el pueblo; son relatos en los que son evidentes las heridas y las cicatrices y las consecuencias de haber estado en la guerra, de haber combatido contra los fascistas, de haber visto mucha sangre y mucha ruina. Supongo que casi todas las historias de Fenoglio tienen algo de verídico, y que no sólo de anécdotas que le ocurrieran a él, sino de haberlas oído o apuntado, pues muchos parecen cuentos de vieja, cuentos transmitidos en noches de invierno, o noticias recogidas de la prensa, o habladurías que atraviesan los montes, o sucesos a los que, seguramente, el autor daría una capa de ficción para adaptarlos a su narrativa. Algunos, como el titulado “Un día de fuego”, empiezan de manera contundente: A finales de junio Pietro Gallesio dio la palabra a la escopeta.
[Sajalín Editores. Traducción de Pepa Linares]