huir de los cines donde las manos y las bocas
de la terraza que por instantes se hunde
en mi infancia fui el campeón mundial de extraviar juguetes
soñar que las venas del abuelo se instalan en mi nuca
huir como quien escucha una pelota de tenis a las 4am
como quien guarda pólvora en los oídos
sé de mi soledad cuando los departamentos gotean su basura
cuando los niños separan de sus rodillas el empedrado
quemar con un clavo mis huelas digitales
domingos que modifican las líneas de los pómulos
la rigidez de las uñas
luminosos como tiendas de autoservicio