Agosto, de Tracy Letts


Después de ver la película (de la que hablé, muy brevemente, ya hace unos cuantos días), encontré la obra en la que se basa. Tracy Letts, también guionista, es autor de textos muy respetados en Estados Unidos y que en España no conocemos: pienso, por ejemplo, en Killer Joe, de la que William Friedkin hizo una gran película (no estrenada en España) que no me cansaré de recomendar. Agosto es una obra es muy poderosa, con pasajes que tienen mucha fuerza, con cruces de acusaciones entre los personajes y un retrato bastante desolador de la familia en estos tiempos (ya no hay, como sugieren algunos personajes, la unión sólida que había antaño entre padres e hijos). De hecho, Agosto trata de la descomposición de la familia, de cómo los intereses personales, el deseo hacia otros y el cansancio acaban minando los matrimonios y distanciando a los padres de sus hijos.

Para mí, la película daba un bajón importante en su última media hora, como si se aproximara demasiado al melodrama y algo no cuajara. Leyendo la obra original ya lo entiendo. En el cine hay una cosa que se llama montaje, y que el espectador medio pasa por alto, pero que define lo que será la película finalmente (y, si no me creen, prueben a comparar los diferentes montajes de Payback o Rebeldes o Apocalypse Now). Pues bien: sabía que los productores habían metido demasiada mano en el montaje y ahora se nota. Porque en la obra original hay pasajes, diálogos, frases sueltas, que nos han hurtado en la película. Por ejemplo: aunque el personaje de Violet (Meryl Streep en el filme) es muy negativo en ambas obras, el de Barbara (Julia Roberts) es negativo en el texto teatral, pero mucho menos en la película. Y supongo que ahí intervienen los caprichos de una estrella, que prefiere que su personaje se suavice, que no sea tan cruel como a veces es. Otro ejemplo es la frase que no sale en la película (o yo no la recuerdo) y que Barbara le dice a Bill (Ewan McGregor): Les he pegado a mamá y a Jean en menos de nueve horas. Si te quedas aquí un rato más, acabaré cortándote la polla. A continuación sigue este diálogo:

BILL.- A Jean y a ti os quedan cuarenta años para discutir y hacer las paces.
BARBARA.- (Desconcertada) ¿Por qué? ¿Qué va a pasar dentro de cuarenta años?
BILL.- Que te morirás.
BARBARA.- Vaya.
BILL.- Quiero decir…
BARBARA.- Claro, te entiendo.
BILL.- Si tienes suerte.
BARBARA.- Habla por ti.
BILL.- Si tenemos suerte.

Esa crueldad es más extrema en la obra. Por eso recomendaría leer primero el texto, y luego ver la película, pero sólo como complemento, y para ver algunas actuaciones magníficas. Aquí van dos sentencias sueltas de dos personajes, y, después, el feroz monólogo de Charlie (que en la película interpreta, con su habitual maestría, Chris Cooper):

BEVERLY.- Son mis libros, mi último refugio: placeres sencillos, como encontrar cebollas silvestres al borde del camino, o como un amor feliz.

**

BARBARA.- Gracias a Dios que no podemos adivinar el futuro. Si nos dijeran lo que iba a pasar, no nos levantaríamos nunca de la cama.

**

CHARLIE.- Vamos a meternos ahora mismo en el coche y nos vamos a ir a casa. Y si le dices al chico una impertinencia más, te juro que te doy una patada en ese enorme culo que tienes y te dejo plantada en la carretera. ¿Está claro?
MATTIE FAE.- ¿Qué has dicho? ¿Qué demonios has dicho?
CHARLIE.- Por favor, salid fuera.

IVY y PICHU salen de la casa. BARBARA, que iba a entrar durante el intercambio anterior, se para en seco, sin que la vean ni CHARLIE ni MATTIE FAE.

No entiendo tu mala leche. No entiendo el modo con el que tu hermana y tú le habláis a la gente. No puedo comprender por qué no sois capaces de respetar a las personas. No creo que tenga justificación. No la tiene. En mi familia nunca nos tratamos de ese modo.
MATTIE FAE.- Quizá sea porque tu familia es…
CHARLIE.- Será mejor que no te metas con mi familia. Lo digo en serio. Hemos enterrado a un hombre al que quería mucho. Aunque tuviera defectos, era una persona decente, buena y cariñosa. No estoy dispuesto a dejar que martirices más a tu hijo. Estás deshonrando el recuerdo de Beverly. Llevamos treinta y ocho años casados. No los cambiaría por nada del mundo. Pero si no eres capaz de encontrar en tu corazón un poco de piedad para tu propio hijo, no llegaremos a los treinta y nueve.

CHARLIE se marcha.


[Booket. Traducción de Ana Riera. Versión de Luis García Montero]

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