Huesitos a tutiplén



















Huesitos a tutiplén



Marcel es una millonaria parisina excéntrica y caprichosa. Esteticohólica; la última vez que visitó a su cirujano plástico le dijo que quería ser Nefertiti. Y, ahí está, convertida en el plagio actual de la mítica reina.

Desde hace unas horas, se prepara para celebrar su 44 aniversario en la party gótica más cool de toda Francia. La fiesta será en su Chateau d’Capriché. Nadie la ha visto con su nuevo rostro. La crème de la crème gabacha, adicta al Bótox y a los estiramientos anotados en sus iPhone 5c como si fuera la lista de la compra diaria, están al quite. No faltará nadie.

El palacete está decorado con arañas y calaveras. Una bruja tamaño extra con motricidad cibernética, espera a los invitados en la cancela de forja de la entrada; la sonrisa burlesca y tétrica surca su garganta cada vez que entra un vehículo de luxe.

En los aposentos principales, Marcel se prepara para el evento. Anfitriona y partenaire, están eximidos de vestimenta gótica. Ella será la viva estampa de Nefertiti, y su nuevo amante, el faraón. Ambos con las mejores galas; como si se tratara de una ceremonia nupcial.

―Bernardette, ayuda a vestirse al señor dice Marcel a la doncella. La mujerona, la mira de reojo con cara de pocos amigos. Pero, no dice ni “mu”.

―¡Ya está bien, querida! Me aseguraron que eras la más preparada; por eso te contraté. Además, estás muy bien pagada. No obstante, te subiré el sueldo. Ahora, ¡viste a mi Faraón de una puñetera  vez! vocea Marcel, cabreada.

Al oír estas palabras, Bernardette, cambia su rostro por otro más afable y contesta obediente:

Oui madame genuflexión de tronco, incluida.

―No soy Madame. A partir de ahora, soy alteza asevera Marcel, pavoneándose.

Oui, madame.

Ya sabes que el señor, es muy callado y no entiende demasiado nuestro idioma. ¡Es el hombre perfecto! ―se acerca a su macho y le da un beso.

―Mmm ―comenta él con ojos de tortolito.

―¡Date aire, Bernardette!

―Perdone Alteza.

La ayuda de cámara siguiendo un ritual metódico saca una a una las piezas del majestuoso attrezzo y viste al Faraón.

Los invitados llenan el salón ceremonial con sus trajes lúgubres.  Media hora después, el mayordomo jefe, anuncia la salida de Marcel. La cofradía aplaude, anonadada: está bellísima.

―Eres el vivo retrato de la reina egipcia ―le dice la Condesa de Chitón. Su mejor amiga.

―Gracias, queridos. Voy a presentaros a mi nuevo amante. Se llama Akenatón ―dice, haciendo una señal para que suenen las trompetas, ex profeso para la ocasión.


Cuando aparece Akenatón, se escucha un: “¡Ohhh!!!”. Explosivo. 

La fiesta es un completo éxito. 










Ya en la cama, Marcel conversa con su amor…

―Los has visto, ¡qué vulgares! ―insinúa Marcel.

―Mmm… ―contesta él.

―¡Ay, no había caído! Es la primera vez que los ves... 

―Mmm…

―Por supuesto. Todos los años repiten los modelitos: zombis, Chucky y su novia, vampiros, Jason Voorhees, brujas, demonios…  A ver ―Marcel cuenta en alto― 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7… Me falta uno.


―Mmm…


―Claro, ¡qué listo eres! Scream. Ves, ¡si hasta tú lo sabes!


―Mmm…


―¿Cómo?…

―Mmm…

A partir de mañana, te pongo un profesor particular de francés. A veces, me cuesta comprenderte lo acaricia con ternura.

Mmm…

―Claro. Es el último año que monto una fiestecita. Son muy aburridos.


―Mmm… 


―¿Has visto el síncope que le ha dado a la Baronesa de Tiquismiquis?


―Mmm…


―Eso es. Total porque al abrir la boca se te ha caído un gusanito de esos morritos tan lindos que tienes ―lo besa subida de tono.


―Mmm…


―Te estás poniendo cariñosito... Siempre preparado para el ataque. El sexo es tu fuerte, ¡cielito!


―Mmm…


―¡A no! De posturitas raras, nada de nada. La última vez que lo intentamos me tocó enviar a Bernardette a la fábrica de Loctite. Recuerda que compró todo el stock de pegamento. Estuvimos varias horas quitándote las vendas y un día entero pegando tus huesitos ―le hace un mimo.


―Mmm…


―¡Qué no! El misionero o me enfado.


Bernardette los ve desde la puerta. La señora tumbada boca arriba, y la momia de Akenatón, encima. Nunca mejor dicho: moviendo el esqueleto.

 



Anna Genovés

25/01/2014


Derechos reservados a su autora

©Anna Genovés 



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