En el nombre de hoy

Cómo pasa el tiempo. Esto se dice mucho al encontrar a un viejo amigo; acompaña al gesto de dar palmadas en la espalda. Pues esto me he dicho al comprobar la fecha de la última entrada aquí, e incluso estuve a punto de darme unas palmadas en la espalda. A diferencia de un jardín un blog, a primera vista, no parece un lugar abandonado. Todo está o parece en su sitio; si alguien ha abierto la página y leído aquí o allá no se nota. Es la fecha la que canta y el blog abandonado parece un poco el blog de un muerto, como una bolsa vieja de papeles encontrada en un rastro, cartas a no se sabe quién y de ya no se sabe quién. Sin duda, el autor se fue con la música a otra parte. O a ninguna parte, que es un lugar estupendo para escribir, y no porque no haya nadie, al contrario. Tenía hoy el día un aspecto muy rumano, como de país del este tras un largo invierno y una larga dictadura. Me basta la visión de unos cuantos ojerosos sin afeitar caminando bajo esta lluvia invisible para imaginarme la película. Y vuelvo de la tienda recordando vagamente unos versos de Gil de Biedma que al llegar a casa busco.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.

(Apología y petición, Jaime Gil de Biedma)

Feliz año 14 (a buenas horas) a todos. 

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