Cangrejo Pistolero ediciones, 2009
Finale{fragmento}
Entre colillas, condones, meadas y semen
se arrastra
viscoso,
lúgubre,
luctuoso,
el vientre gris de un silencio patético.
Nana del chapero
Duérmete en mis garras, pequeño príncipe solitario.
Abraza fuerte mi carne pecadora,
sobada,
y sueña húmedamente con mi libertinaje.
Olvida tu vida vacía, los sinsabores de tu trabajo
tu casa tan limpia, tu mente tan blanca,
tu mujer tan sufrida,
tus hijos tan callados.
Yo alisaré tus arrugas con mis uñas,
yo te endulzaré la garganta dándote a beber
mis maullidos.
Los gatos que caminan por tenebrosos callejones
te protegeremos esta noche, mi pequeño cliente.
Acurrúcate en el sofá con el felino callejero
y déjate regalar las caricias
que a mí nunca me han dado.
Agárrate bien a mi pecho, pequeño cliente
emborráchate de mi sangre, que tiene el sabor
De la vida que no se nombra,
de los olvidados porque dormimos de día,
de los que nunca tendremos tu dinero,
ni tu traje,
ni tu corbata.
Duérmete, yupi hermoso,
duérmete o vendrá el foro de la familia
y te meterá en su sucio saco.
Descubre, mientras te ronroneo al oído,
tu parte más ácida y oscura.
Mañana te despertarás solo, como un gato más,
con XXX euros de menos en la cartera.
Regresarás a tu casa y le dirás a tu mujer
que fuiste a por tabaco.
Y cuando caiga otra vez la noche,
pobre príncipe sin trono,
combatirás el frío de tu cama de 2 x 2
soñando con mi silueta,
saltando entre los tejados
un poco más magreada,
un poco más negra,
un poco más disoluta.
Abraza fuerte mi carne pecadora,
sobada,
y sueña húmedamente con mi libertinaje.
Olvida tu vida vacía, los sinsabores de tu trabajo
tu casa tan limpia, tu mente tan blanca,
tu mujer tan sufrida,
tus hijos tan callados.
Yo alisaré tus arrugas con mis uñas,
yo te endulzaré la garganta dándote a beber
mis maullidos.
Los gatos que caminan por tenebrosos callejones
te protegeremos esta noche, mi pequeño cliente.
Acurrúcate en el sofá con el felino callejero
y déjate regalar las caricias
que a mí nunca me han dado.
Agárrate bien a mi pecho, pequeño cliente
emborráchate de mi sangre, que tiene el sabor
De la vida que no se nombra,
de los olvidados porque dormimos de día,
de los que nunca tendremos tu dinero,
ni tu traje,
ni tu corbata.
Duérmete, yupi hermoso,
duérmete o vendrá el foro de la familia
y te meterá en su sucio saco.
Descubre, mientras te ronroneo al oído,
tu parte más ácida y oscura.
Mañana te despertarás solo, como un gato más,
con XXX euros de menos en la cartera.
Regresarás a tu casa y le dirás a tu mujer
que fuiste a por tabaco.
Y cuando caiga otra vez la noche,
pobre príncipe sin trono,
combatirás el frío de tu cama de 2 x 2
soñando con mi silueta,
saltando entre los tejados
un poco más magreada,
un poco más negra,
un poco más disoluta.