nunca se marchitan






Sueña el sueño imposible: el que la noche deje de regar flores de sangre, el que los labios sean estampillas ínfimas que no se mueran al intentar atravesar el mar, el que los pájaros -no siempre azules- aleteen más allá del aire, quizás hacia un cosmos de Venus, donde el sur sea más grande que el oeste.

El sueño de los héroes... ¿imposible? ficción pero, sí, tal vez... un día cierto y cercano más allá de lo real mismo del juego de las escondidas, alejado de idas y venidas, de vueltas con sabor a carne; para derramarse en las gotas blancas de la pureza toda que sólo desprenden unas manos huesudas y no otras.


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