Marcellus Emants: Una confesión póstuma.
Sajalín editores. Traducción de Gonzalo Fernández Gómez. Prólogo de J.M. Coetzee.
Lo cercano es a menudo lo más inexplorado y la ignorancia nuestra amiga más fiel. Marcellus Emants fue un poeta, novelista y dramaturgo de éxito en los Países Bajos del que yo hasta hace poco nada sabía. Nació en 1848 en Voorburg, cerca de La Haya; falleció en Suiza en 1923.
Su novela más célebre, Una confesión póstuma, fue publicada el pasado septiembre por Sajalín editores. La prologa J.M. Coetzee, conocedor de la obra de Emants y autor de la única traducción al inglés que de esta novela existe.
Coetzee emparenta a Emants con Rousseau, Flaubert, Turguénev y Dostoievski. Analítico, complejo, introspectivo, feo, misántropo, Termeer, el protagonista de esta obra, confiesa el asesinato de su esposa. Un argumento frecuente en literatura (Tolstói escribió La sonata a Kreutzer tan solo cinco años antes) para representar malestares de profundo calado.
¿Quién no se siente una rata enjaulada o bicho repugnante alguna vez? ¿Quién no posee una mitad maloliente? Una infancia carente de amor sólido favorece la personalidad psicópata. Bajar a los infiernos es cuestión de descender medio peldaño. «Mi complejo de inferioridad se fue transformando en impotencia y amargura; mi apatía prevalecía por encima de cualquier impulso».
En el centro, el recelo y miedo a todo: «La cobardía es el gusano inexpugnable que ha socavado mis deseos». «Me da miedo cualquier cosa que pueda desinhibirme: una copa de vino, una pieza de música, una mujer.»
En contraste con el hombre del subsuelo, Termeer no inspira lástima. Tampoco infunde el respeto de los personajes tolstoianos. Su confesión llama al desprecio y desagrado —sus propios sentimientos— por una mente ruin que al cabo nada resuelve y de nada se arrepiente.
Traducción impoluta, calidad literaria y Chica muerta de Egon Schiele en la portada. Una obra tan dura como exquisita. Como lectora, me doy por satisfecha.
* Agradezco a Gonzalo Fernández Gómez el descubrimiento de Marcellus Emants. Por futuros hallazgos y proyectos literarios.