Desconectados (4)

Hoy quiero compartir con vosotros otro fragmento de la novela que estoy escribiendo. En anteriores entradas publiqué el inicio, que os invito a releer: http://cgamissans.blogspot.com.es/2012/10/desconectados.html
http://cgamissans.blogspot.com.es/2012/10/desconectados-2.HTML
http://cgamissans.blogspot.com.es/2012/10/desconectados-3.HTML


La parte que os mostraré a continuación la he añadido en la revisión (ya solo me queda un 40% del texto aproximadamente). Es la explicación oficial que dan las autoridades para la desconexión global. No convencerá al protagonista, que tratará de esquivar las prohibiciones para seguir conectándose a internet, lo que le causará severos problemas... Como siempre espero vuestros comentarios y opiniones, ya sean sobre el texto, las consecuencias que tendría la desaparición de la red, los efectos que las nuevas tecnologías provocan en las relaciones humanas o cualquier cosa que se os ocurra. Ah, y también busco título para la novela. El provisional es "Desconectados", pero barajo otros como "Apocalipsis digital" o "El club de los conectados".   



 
Con sospechosa sincronización. Con una sonrisa mal disimulada tras la seriedad de sus rostros. Relamiendo una copa de champán con la misma lengua que anunciaba graves noticias. Así es como lanzaron su mensaje al mundo los gobiernos de las naciones más poderosas. Convocaron a los medios de comunicación, que acudieron raudos a la llamada de sus amos. Leyeron un discurso lleno de datos: quinientos millones de gigabytes de información cada minuto. Compraron el nombre (o lo inventaron) de un conjunto de expertos en computación, informática, física, ingeniería. Se esforzaron en vocalizar palabras de difícil comprensión, en especial para ellos: tránsito de datos insostenible, necesidad de una evolución en los protocolos, investigación en tecnologías que permitan una mayor capacidad de almacenamiento digital.

Todos los discursos recalcaban la conclusión de los servicios de inteligencia: internet se había saturado por soportar un exceso de información. Demasiados videos en YouTube, demasiadas imágenes en las redes sociales, demasiados blogs, demasiadas consultas a los buscadores, demasiadas descargas ilegales. Los responsables de la desconexión – venían a decir en nuestra cara – éramos los propios internautas, piratas sin bandera ni frontera empeñados en enterarse de todo al instante, en dar su opinión y compartirla, en robar contenidos y apropiárselos creyendo que el espacio virtual era infinito.

De ahora en adelante – afirmaban los políticos – habría que establecer leyes para garantizar el futuro de la red a largo plazo: imponer límites a la banda ancha y a la barra libre de los usuarios, restringir la conexión como se raciona la comida en época de guerra. Tiempo no faltaría para discutirlo en sesiones parlamentarias. La sobredosis de datos había provocado el colapso y era imprescindible someterse a un régimen radical: el ayuno indefinido. Volvería internet, sí, los presidentes estaban convencidos. Ya trabajaban en ello los mejores especialistas, con ingentes presupuestos a su disposición. Pero costaría años, tal vez dos periodos electorales; lo suficiente para que se retiraran con los bolsillos llenos los actuales dirigentes.



Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*