Bienvenidos al Fin del Mundo es la mejor comedia que he visto durante este 2013 (ex aequo con una de las favoritas de Tarantino: Juerga hasta el Fin). También es la mejor película, hasta el momento, de su director, Edgar Wright, especialista en eso de revisitar y revisionar la comedia clásica utilizando la estrategia de la mezcla de géneros.
Hoy quiero recomendar esta película a los cuarentones como yo porque estoy seguro de que van a ver reflejados en sus fotogramas muchos mantras de nuestra adolescencia. En Busca del Tiempo Perdido, ya saben. Sólo que aquí la magdalena gabacha de Proust está sustituida por su equivalente inglés: la pinta de cerveza.
Bienvenidos al Fin del Mundo comparte con otra gran película, La Cabaña en el Bosque, la moraleja de su final. Y no cuento más, para no desvelar nada de su trama.
Como yo fui joven en los 90, tuve la suerte de disfrutar, en todo su esplendor (y en todo mi esplendor), del lanzamiento de uno de los mejores discos de esa década: Suede (1993), homónimo trabajo del grupo inglés Suede.
So Young era la canción sobre la que recaía la responsabilidad de ser el primer corte de uno de los discos debut más célebres y celebrados de los 90. Un himno para muchos cuarentones. Suena (y viene muy a cuento) en Bienvenidos al Fin del Mundo, así que les invito a que disfruten de la película y de la canción durante alguno de los días de este largo puente que se nos avecina.
Because we´re young...
Because we were young... once...