Sorpresa es la primera palabra que me acude a la mente cuando termino el último libro publicado en España de Mircea Cartarescu. Luego me doy cuenta de que la excelente traductora Marian Ochoa y el propio autor ya nos lo habían advertido en la nota de la primera y el prólogo del segundo (leo los prólogos al finalizar la lectura por si me destripan más de lo que quiero saber). Este libro no tiene nada que ver con el Cartarescu al que estamos acostumbrados, no con el Cartarescu de Impedimenta, algo más con el que editó Funambulista Por qué nos gustan las mujeres, aunque traducido del alemán. Quizás con El arquitecto, el relato que cerraba Nostalgia, por ese ambiente kafkiano, menos onírico y barroco.
Las bellas extranjeras está compuesto por tres relatos, dos de ellos, de mediana extensión y el que da título al libro que ocupa el cuerpo central y más de la mitad del libro. Todos ellos están escritos en primera persona y protagonizados por Mircea Cartarescu que, como él mismo nos aclara en una breve nota final, narra hechos que ocurrieron en su vida, pero distorsionándolos de alguna manera. Además, los originales aparecieron por entregas en una revista, hecho que se nota de manera especial en los finales y principios de capítulos aunque no por ello desmerece el conjunto. La pregunta sería si esta es una obra menor del escritor rumano. Sí y no. Sí, porque en estas páginas no vas a encontrar su particular estilo, sus imágenes potentes y su toque expresionista. No, porque a cambio vas a descubrir otra faceta de un gran autor. Particularmente prefiero al otro Mircea, pero no por ello este pierde calidad literaria.
El primer cuento se titula Ántrax y asistimos a la paranoia post 11 de septiembre. Mircea recibe una carta de Dinamarca y en un momento dado sospecha que el sobre contiene ántrax. Comienza a sugestionarse de tal forma que va a denunciar a la policía. Comienza así un cúmulo de despropósitos burocráticos que hubiera firmado el mismo Kafka. El relato que cierra el libro, El viaje del hambre, también es un homenaje al Artista del hambre del escritor checo. Aquí, un Cartarescu joven es invitado a hablar de sus libros a otra ciudad, donde es llevado de aquí para allá en una road movie alocada y donde el hambre está muy presente. Por último, Las bellas extranjeras, narra las diversas peripecias de un grupo de escritores rumanos que son invitados por el gobierno francés a hacer un tour por las diferentes regiones galas.
En esta versión de Mircea Cartarescu nos encontramos con un personaje caricaturizado que se ríe de todo, pero sobre todo de sí mismo. Es agradable ver cómo un escritor puede cambiar de registro. Me pregunto cómo aparecerá en sus diarios que en rumano sí que están publicados.
Las bellas extranjeras está compuesto por tres relatos, dos de ellos, de mediana extensión y el que da título al libro que ocupa el cuerpo central y más de la mitad del libro. Todos ellos están escritos en primera persona y protagonizados por Mircea Cartarescu que, como él mismo nos aclara en una breve nota final, narra hechos que ocurrieron en su vida, pero distorsionándolos de alguna manera. Además, los originales aparecieron por entregas en una revista, hecho que se nota de manera especial en los finales y principios de capítulos aunque no por ello desmerece el conjunto. La pregunta sería si esta es una obra menor del escritor rumano. Sí y no. Sí, porque en estas páginas no vas a encontrar su particular estilo, sus imágenes potentes y su toque expresionista. No, porque a cambio vas a descubrir otra faceta de un gran autor. Particularmente prefiero al otro Mircea, pero no por ello este pierde calidad literaria.
El primer cuento se titula Ántrax y asistimos a la paranoia post 11 de septiembre. Mircea recibe una carta de Dinamarca y en un momento dado sospecha que el sobre contiene ántrax. Comienza a sugestionarse de tal forma que va a denunciar a la policía. Comienza así un cúmulo de despropósitos burocráticos que hubiera firmado el mismo Kafka. El relato que cierra el libro, El viaje del hambre, también es un homenaje al Artista del hambre del escritor checo. Aquí, un Cartarescu joven es invitado a hablar de sus libros a otra ciudad, donde es llevado de aquí para allá en una road movie alocada y donde el hambre está muy presente. Por último, Las bellas extranjeras, narra las diversas peripecias de un grupo de escritores rumanos que son invitados por el gobierno francés a hacer un tour por las diferentes regiones galas.
En esta versión de Mircea Cartarescu nos encontramos con un personaje caricaturizado que se ríe de todo, pero sobre todo de sí mismo. Es agradable ver cómo un escritor puede cambiar de registro. Me pregunto cómo aparecerá en sus diarios que en rumano sí que están publicados.