Un buen amigo me dice que los artículos que publico en el blog siempre tienen un poso de tristeza que no cuadra con mi actitud real. Cuando no estoy sola, doy la imagen de una persona alegre; pero cuando no hay nadie conmigo la sensación es muy parecida a ver cómo se va deshaciendo el hielo. Escribo estas palabras y la melancolía queda atrapada en la pantalla. Es una fiera que hay que domar.
Desde que Vitu vive conmigo, eso sí, los momentos de soledad son menos y, aunque intuyo que una aflicción morosa me va inundando el corazón, he decidido no prestarle ninguna atención y dejarme llevar.
El domingo por la tarde, casi sin pensar, Raquel, Iñaki, Vitu y yo grabamos 'Expediente Vitu', un homenaje chapucero de 'Expediente Warren' y, sobre todo, una forma extraña de expiar los fantasmas de verdad; la fórmula mágica para equilibrar las luces y las sombras.
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