Hasta que se nos dio Manolito, hasta que se nos dio Madrid.
Hace muchos años, a mí me encantaba Luis Miguel. Eso me llevaba a pasarme horas viendo el Canal de las Estrellas y a comprarme en sucuchos cuanta revista azteca hubiese.
En aquella época Lucero era la “Novia de América”, casta y pura. Joven, talentosa, le adjudicaban cuanto romance se podía, pero nada.
Él, Mijares, era la contrafigura de Luis Miguel, cosa que le venía muy bien, porque a Luis las fans le duraban unos 5 años y más tarde o más temprano terminábamos por seguir a Mijares, que tenía canciones más “comprometidas”. Todas las novias que no podían las revistas del corazón colarle a Luis Miguel, se las pasaban a Mijares o porque eran mayores, algo feas o con menos glam.
La historia cuenta, que antes del 2000, Lucero y Mijares se enamoraron. Mucho. Esta cinta, que me encanta porque es una verdadera joya del VHS y sus bordes sucios, no lo muestra, pero comienza con un: - “Hasta que se nos dio Manolito”, de Lucero.
Después, ustedes mismos verán, como les gana la vergüenza o eso que se siente cuando se está frente al enamorado. Años y años de romances inventados, de escaparse de fiestas, de no invitarse a cantar a dúo por temor a que los relacionaran, el amor pudo más y aquí estaban.
Si, si, la canción es bien para enamorados, y la pareja se divorció hace unos años, con dos hijos y todo, pero hoy soy Lucero en el 2000 y digo:
“Hasta que se no dio Madrid” y me acurruco en cualquiera de sus esquinas, bajo ese cielo y canto como puedo alguna canción de amor.
Sé que los amigos entienden de lo que hablo. Prometo entre hoy y mañana ponerme al día con las novedades.
“Hasta que se nos dio Madrid”.