Pocas veces, muy pocas veces, en las peripecias literarias que uno lleva a cabo —poniendo en riesgo la salud, la familia y el campeonato regional de minigolf amateur— surgen posibilidades como la que aquí nos reúne. Hace más de un año, yo diría que casi dos, Vicente Muñoz Álvarez y Julio César Álvarez pusieron en marcha un proyecto arriesgado e inédito hasta la fecha: reunir a voces de la narrativa española en torno a la obra y figura de Louis Ferdinand-Céline; lanzarle, sin tapujos, un homenaje en toda regla. Ahí es nada.
(Me encanta lo que cuentas, Vanity, pero lo que quiero es leer el libro ya)
Por un lado, tenemos el reconocimiento desde el otro lado del Pirineo a la complicada y siempre discutida figura de Céline, al que desde que le descubrí le he profesado admiración incondicional. El hecho de tomar las riendas de esta destacada influencia que Céline ha inspirado en muchos lectores —y autores—, y reunir una serie de textos narrativos de autores españoles, merece por mí parte todo el valor emocional y profesional que soy capaz de expresar.
Por otro lado, pongo en un pedestal la valentía y constancia de los antólogos, que han sudado de lo lindo y las han pasado canutas para conseguir que El descrédito viese la luz. En efecto, como sabéis, las antologías no suelen tener el mismo valor literario que una novela de pura cepa, y contadísimas son las editoriales que mantienen esta filosofía editora a contracorriente del aburrido y previsible mercado. Por ello y la special guest llamada crisis, diversas editoriales rechazaron el proyecto, y Vicente y Julio seguían, mes a mes, dando a los autores noticias de cómo avanzaba el proceso hasta hallar un editor dispuesto a trabajar por la causa del polémico escritor francés —iba a poner franchute, seguro que a él le hubiese hecho gracia—. Podríamos intentar llamarle providencia, milagro, EpicWin o como queramos, pero la aparición de la Editorial Lupercalia y su firme compromiso para con la antología escapa a cualquier calificativo, por muy alabador que sea. A finales de este nauseabundo 2013, que Lupercalia y su editor, Ricardo Moreno, hayan conseguido sacar a la palestra librera El descrédito: viajes narrativos en torno a Louis Ferdinand-Céline me pone la piel de gallina y el teclado del iMac del revés —es inalámbrico, por suerte—. Y, si pienso en la nómina de autores que han participado con sus brutales textos, entonces me encierro en el baño y no salgo más. Porque haber participado como autor en este proyecto es algo que contaré a mis nietos de alquiler —para tenerlos un rato, contarles batallas y luego devolverlos—. Adjunto, cómo no, los autores que han participado. Si piensan que me he inventado algún nombre, en todo caso sospechen del mío:
Enrique Vila-Matas, Miguel Sánchez-Ostiz, Mario Crespo, Celia Novis, José Ángel Barrueco, Óscar Esquivias, Bruno Marcos, Pepe Pereza, Isabel García Mellado, Álex Portero, Vanity Dust, Juanjo Ramírez, Patxi Irurzun, Juan Carlos Vicente, Velpister, Esteban Gutiérrez Gómez, Pablo Cerezal, Javier Esteban, Choche, Miguel Baquero, Carlos Salcedo Odklas, Joaquín Piqueras, Adriana Bañares, Gsús Bonilla, Alfonso Xen Rabanal, Daniel Ruiz García, Julio César Álvarez y Vicente Muñoz Álvarez.
La libertad que hemos tenido como autores a la hora de escribir nuestro texto ha sido extrema, hasta el nivel de poder realmente dialogar, parodiar, emular, criticar, alabar o provocar al sensei adelantado a su tiempo que a día de hoy sigue sin tener —todos lo sabemos, y por ello le brindamos esta obra— imitador.
La portada te deja bastante loco y, además, da ganas de abrazar a Céline, ¿no?
Quería contar, también, otro aspecto muy personal que me vincula a este proyecto. Recuerdo perfectamente el día que compré Hank Over: homenaje a Charles Bukowski. Lo compré, qué casualidad, en la desaparecida librería Catalonia, a pocos meses de haber abierto este blog. Me dejó alucinado, a mis 22 tacos y teniendo un nulo conocimiento del panorama literario español —no es que ahora sea gran cosa, pero os juro que en 2008 el encefalograma era ultraplanoHD—, que Bukowski fuese homenajeado con descaro y brutalidad por gente que vivía más o menos cerca de mí. Podéis llamarme naïf, infantil o mediocre, pero esa es la pura verdad, y me cambió la vida. Investigando el blog de Hank Over, acabé entablando flow con Vicente Muñoz Álvarez, que había antologado el libro junto a Patxi Irurzun. Recuerdo que en el blog de Hank Over publiqué mi primer texto fuera de mi hábitat natural. Luego siguieron los cuidados y gamberros fanzines Vinalia Trippers, cuyos ejemplares guardo en una estantería ex profeso y que no dudo en enseñar a quien cae por mi casa —intento que sea en la segunda copa, pero muchas veces lo hago apenas pisan el felpudo—.
Como podéis imaginar, haciendo un gran flashforward, nos encontramos ya en este 2013, en el que un relato mío aparece en esta increíble antología que ya está en librerías para que la podamos disfrutar. El esfuerzo de Lupercalia y de sus antólogos ha sido bestial, y el trabajo de todos y cada uno de los participantes, impecable. Si os gusta Céline, o queréis conocer más acerca de sus movidas, o sencillamente descubrir quién es este genio literario, El descrédito está ahí, por fin, tras este viaje que merece llegar tan lejos como el mejor de los mejores, el que pasa a la eternidad literaria en vez de durar una única noche.
Para seguir conectados con la obra, los antólogos han creado un blog hiperactivo, como debe ser. Y, por supuesto, el Facebook de la Lupercalia Ediciones es un must que no para de crecer.
Velpister ha dado otro golpe de efecto haciendo un booktrailer con citas de nuestro homenajeado. Y pensar que en Francia todavía tienen problemas para celebrar su cumpleaños.
Vanity Dust