La noche del 30 de septiembre

Cuántas cosas puede ser una noche.
No hablo de la placidez de lo oscuro
ni de la tirantez de lo oscuro
ni hablo de tus ojos
ni de los ojos de nadie.
No hablo de mi imagen demacrada
en el espejo del baño
tras tantas horas de vigilia
tras tanto hueso.
Hablo de la noche larga
del minuto siete de la noche
camino de un hospital
con tu corazón entre los brazos.
Ese solo que arde a más de quince millones de grados
centígrados
ahora no nos mira.
Hay una palabra miedo
escondida en la palabra amor.
El desvanecimiento propio de los vivos
es muy parecido al desvanecimiento propio de los muertos.
Hablo de la madre noche.
Hablo de la madre.
Hasta aquí llegan los silencios cotidianos.
Hablo de esta noche.



Lara Moreno, Después de la apnea

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