Por miedo a que le confundieran con un poeta, lo cual hubiera dañado sobremanera su condición de científico, Erwin decidió cambiar la formulación de su experimento original, entregando a la Humanidad y a la Historia de la Ciencia un gato en lugar de aquella primera margarita.
En uno de los posibles universos que aventura la "Teoría de Cuerdas y Membranas", se ha descubierto en el desván de una sobrina nieta de Erwin -afincada en la ciudad australiana de Canberra-, uno de sus cuadernos de notas, en el que se encuentra la descripción primigenia de su teoría:
"Antes de florecer, la margarita contiene el "me quiere" y el "no me quiere" al mismo tiempo, es decir, ambos estados o disposiciones de su corazón estarán superpuestos. Sólo cuando, una vez ya florecida, nos decidamos a deshojar sus pétalos, desharemos esa tierra de nadie del 50% de probabilidades, colapsando así la función onda.
No tengo nada en contra de los gatos, pero hubiera agradecido que el experimento se hubiera llamado:
"La margarita de Schrödinger"