Ayer fui a cortarme el pelo: Cuánto tiempo, Ignacio, me saludó. Sí, hacía mucho que no venía. ¿Te estás dejando el pelo largo? La crisis de los cuarenta, ya sabes. Pero si eres de mi quinta, cuarenta y dos. Parece que se está alargando. ¿Y cómo te lo dejo? Hazme las puntas, quiero dejarme coleta. Okei, ponte cómodo. Mi peluquero me colocó el babero y comenzó a mojarme el cabello. Nos pusimos al día de nuestras cuitas y avatares, y le pregunté cómo iba el negocio. Jodido, respondió, porque la gente está jodida. La mitad de mis clientes ha perdido el trabajo, y cuando llegan a este sillón te cuentan sus desgracias, y mira, uno no es de piedra. Hubo una temporada en que llegaba a casa con la cabeza como un bombo. Mi peluquero comenzó a chascar las tijeras con habilidad y prosiguió: Ignacio, aquí siempre se ha hablado de fútbol, de tías, de lo de siempre, pero llegó un momento en que la gente solo hablaba de la pena negra, del miedo a perder el trabajo, o de la frustración y la incertidumbre cuando lo había perdido. Muchos también decían que se volvían a sus pueblos. Y así hasta que llegó un momento en que quedaron saturados de malas noticias y se paralizaron. Ya no iban a manifestaciones, ya no se cagaban en los políticos, ya ni siquiera se quejaban. Mi peluquero cambió el ángulo de la tijera y siguió en silencio como un Eduardo Manostijeras castizo. ¿Y ahora como les ves?, abundé. Pues ahora vienen comentando el programa del Wyoming y parece que se ríen un poco más, también recuerdan cuando los abuelos les decían que ahorrasen y pensaban que chocheaban, eso era cuando España eran capaz de organizar Juegos Olímpicos, la soberbia de ser español, y tal. ¿Y cómo piensas que va a acabar esto?, inquirí. Ni idea, Ignacio, y más teniendo en cuenta que los que votaban a sus partidos siguen haciéndolo con las excusa de que si Bárcenas hizo esto, con los ERES hicieron lo otro. Lo único que tengo claro es lo que nos ha ayudado a aguantar. ¿Y que fue?, me interesé con curiosidad. Los pantaloncitos cortos esos que han estado de moda este verano. Las chicas pasando arriba y abajo con el culo al aire, eso ha levantado la libido del personal. Ah, exclamé. Y bueno, Ignacio, te lo dejo así o lo corto algo más.