El encierro otra vez
“Vuelvo a mi placenta, nueve días como si de nueve meses se tratara. Acabo de salir de un encierro de casi sesenta días donde he borrado parte de mi yo. Ahora en este contenedor me alimentaré y formaré de nuevo para volver a nacer. En este nuevo encierro no podré moverme, me gestaré en un cubo de basura”. Así explica el artista español Abel Azcona esta propuesta experimental presentada en La Galerie Des Pentes.
Gentileza www.abel-azcona.com
Del 10 al 19 de septiembre Azcona vivirá dentro de un contenedor de basura, con motivo de la Bienal de Lyon.
Hace apenas unas semanas, la noticia de su internación tras abandonar luego de 42 días el proyecto Dark Room, recorría algunos medios de comunicación. Luego del alta médica, pasó por una breve internación psiquiátrica, sin prácticamente repercusión.
Sus performances, no pasan desapercibidas para quienes alguna vez oyeron su nombre. Encontrar una imagen para ilustrar un reportaje suyo, es difícil, porque la gran mayoría pueden herir la susceptibilidad del lector.
Cada aparición de Abel me replantea el lugar del arte actual. ¿Se extinguieron las vanguardias? ¿Puede poner en riesgo la vida humana una creación artística? ¿Tiene límites el arte?
Puede ser que Azcona busque lo polémico y la transgresión constante. Tal vez, esa transgresión, per se, le quite espacio al arte, a su arte en particular. Su historia personal es tan conmovedora para mí, que permite entienda su búsqueda aunque no la comparta. Pero hay un punto sutil de masividad, de comprensión y placer al que conlleva observar un cuadro, leer un texto, mirar una película, entender una obra de teatro, disfrutar una melodía.
Sangre, dominación, vejaciones, torturas, más sangre, dolor. Y el alma que se resiste a observar.
Los artistas, provocadores por naturaleza, suelen entender los tiempos y capacidades de los espectadores a tiempo, para darnos una tregua entre revolución y revolución.