Profetas de la destrucción es un documental en dos partes que consiste en sentar a una serie de “expertos”, cada uno en su área, en algo que parece una nave industrial abandonada (donde los malos de las películas suelen llevar a las víctimas para martirizarlas) y sentarlos en sillas “vintage” de oficina de telégrafos del Far West.
Según su procedencia y especialidad, los “expertos” dan su opinión acerca del colapso de la sociedad actual. Según quien hable nos apunta que el final de la sociedad tal como lo conocemos vendrá como sigue:
– Colapso financiero. Todos estamos endeudados y las deudas se intentan solucionar con más créditos. Es un sistema piramidal y todos no cobrarán pues no hay dinero para ello. Un día, al poner la radio, nos enteraremos que el valor de lo que tenemos en el banco se ha dividido por diez.
– Colapso por ataque terrorista. El acceso a los materiales para la fabricación de pequeñas bombas cada vez es más sencillo. Ataques a centrales de energía o incluso a ciudades puede paralizar el sistema.
– Colapso por la falta de agua. El agua es lo que lo mueve todo. Sin agua no hay vida y dicho recurso cada vez es más escaso. Esto generará diferencias entre pueblos y modificaciones de conducta para adaptarse a la nueva situación.
– Colapso por la escasez del petróleo. Esta fuente de energía es finita y todavía no hemos encontrado una fuente alternativa comparable.
– Colapso “Terminator”. Llegará un día que las máquinas tendrán conciencia de sí mismas, se considerarán superiores a la raza humana y podrían decidir, unilateralmente, que somos imperfectos y prescindibles.
Me paro aquí porque ya es una buena lista de preocupaciones para hacer “zapping” sobre ellas. Lo bueno de los cerebros es que no pueden preocuparse de varias cosas a la vez. Primero una, y luego otra. Sin embargo, los profesionales de la preocupación sienten que cuando están preocupados por un tema concreto, tienen abandonado al resto y padecen remordimientos.
Hace tiempo que escogí mi propia preocupación de la lista: El Post Número 50 es un relato acerca de las guerras ocasionadas por el agua. Sin desmerecer a las demás, ya que podemos superarnos y soportar más de un colapso simultáneo, el primer aviso llegará por el agua potable. Sin embargo, Amor y sexo con robots es un relato que puede parecer de “terminators controlados”. Pero entonces, ¿quién controla al controlador?
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