Las vacaciones de Iñigo y Laura – Pelayo Cardelús

Íñigo y Laura, en la segunda mitad de la treintena, ella trabaja en el departamento de riesgos de una entidad financiera; él iba para novelista pero se tiene que conformar con escribir anuncios. Tras seis años como pareja, Laura se ha quedado embarazada. Pasan sus últimas vacaciones como pareja en solitario en Zahara de los Atunes.

Desde el primer momento vemos unos celos latentes por parte de él que ella consiente y no le da demasiada importancia. En ocasiones, hasta le hace gracia. El libro es repetitivo en ese sentido. Cada día el le quita la parte superior del bikini. Cada rato, cada vez que pasa un hombre, se la vuelve a poner. Si pasa una mujer no hay problema. Al rato él vuelve a desabrochar el bikini de ella. Y ella se deja. Y pasa otro hombre. Y él vuelve a decirle a Laura que se vista. Y así durante diez días. A mitad de la estancia, incluso baja parte de la braga de Laura y lo convierte en tanga. Pero siempre sin que haya ninguna mirada masculina alrededor. Incluso si no la hay, él se obsesiona con que igual les han hecho fotos desde las dunas, con un gran teleobjetivo.

Lo que me causa mayor asombro de este comportamiento machista de Íñigo es la permisividad de ella, como si no pasara nada. Se deja vestir y desvestir por él las veces que quiera y solo se cabrea por la obsesión que tiene él con que les hagan fotos. No que la trate como a un objeto.

Los días trascurren en esta especie de ritual posesivo, los desayunos sin prisas, las cañas en los chiringuitos y los largos paseos por la orilla del mar. Lo corriente de unas vacaciones en pareja. Así llegamos al último tercio de la novela donde, en mi opinión, todo se vuelve inverosímil. Sin contar el argumento, diré que hasta el momento la novela me parecía interesante por cómo describía de manera tan fría y aséptica las relaciones de pareja, el pasar monótonos de los días, incluso en vacaciones; hasta intercala un reportaje de periódico, y que aparece siempre en verano, acerca de que el mayor número de separaciones se da después de pasar juntos las vacaciones. Sin embargo ese último tramo final no está del todo conectado con la idea del libro. O al menos yo no he sabido verlo.

Sí que es cierto que guarda cierta continuidad con el resto de la novela, pero creo que llega a unas conclusiones dando un giro rocambolesco a la situación pudiendo haber llegado al mismo destino con el ritmo pausado y casi somnoliento que impregnaba el resto de las páginas.

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