Yannis Ritsos
El silencio
Versión de Selma Ancira
Y toda yo era silencio y era parte del silencio. Mordía
una rama de mirto
para no gritar. Porque lo sentía: mi boca crecía
desmesuradamente, para un gran grito, y mis
dientes
también se separaban, se distanciaban, para dejar
salir
el grito. Lo contuve. se disolvió
en mí.
Ese era el silencio. Y yo era etérea -podía
volar.
Grandes Obras de
El Toro de Barro
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.
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