Leyendo el primer cuento ya nos percatamos de la peculiar visión que tiene de la literatura Marina Perezagua. Lengua foránea narra el viaje en avión de una mujer y su compañero de asiento, algo desagradable. Mirando por la ventana, la protagonista descubre una lengua humana merodeando por el exterior y se produce el encuentro entre ambos, músculo y mujer. Claro, depende del tratamiento que le demos al texto puede quedar una cosa horrorosa o un cuento con aroma de clásico. Perezagua consigue esto último. Leemos las páginas de estos cuentos y, no ya es que nos parezca verosímil lo que nos está contando, sino que casi le damos la vitola de real. En la línea de Cortázar con voz y mirada femenina, Marina Perezagua nos demuestra lo fantástico cotidiano, esos resquicios donde se esconde lo anormal dentro de algo tan anodino como un vuelo transatlántico.
En otro relato, con un comienzo memorable, se da una quema masiva de muñecas; en otras ocasiones, se propone un mundo totalmente diferente, como en Nuevo Reino donde el mundo acuático se ha impuesto al mundo terrenal.
Los temas a tratar son universales, solo que Marina Perezagua los reviste de un velo único. Así, en Iluminaria, una pareja ahorra energía teniendo sexo en una alfombra con un generador especial; El rendido, donde una mujer es capaz de llegar hasta las últimas consecuencias con tal de proteger a su amor; o Jana y Juno, un relato de amor tan bello, poético y siniestro, que pone el broche final a un gran libro de relatos.
Otros temas recurrentes en la narrativa de Perezagua (una vez leídos también los cuentos reunidos en Leche, su segundo trabajo) es el sexo, también, como es lógico, bajo la mirada extraña de la autora. Así, en el sexo de unos octogenarios en Bodas de oro o el sexo canibal de De la mar el tiburón, y de la tierra el barón. Por último, la familia, es el tercer tema utilizado en este libro: Desraízame, por favor; El testamento; o La impenetrable son claros ejemplos.
Llegamos, casi al final de la colección, a un relato que será la espina dorsal del siguiente libro. En La loba, un hombre avanza sin descanso en un futuro apocalíptico y amamanta con su propios pechos a niños hambrientos. Esa Leche, título del segundo libro, estará muy presente en el relato que cierra ese segundo libro, también titulado Leche, y que sirve, a su vez, de hilo de unión del primer relato y de toda la poética de Marina Perezagua, donde se conjuga familia, amor, sexo, deseo, imaginación, y una mirada personalísima en un cóctel explosivo muy recomendable.
Los temas a tratar son universales, solo que Marina Perezagua los reviste de un velo único. Así, en Iluminaria, una pareja ahorra energía teniendo sexo en una alfombra con un generador especial; El rendido, donde una mujer es capaz de llegar hasta las últimas consecuencias con tal de proteger a su amor; o Jana y Juno, un relato de amor tan bello, poético y siniestro, que pone el broche final a un gran libro de relatos.
Otros temas recurrentes en la narrativa de Perezagua (una vez leídos también los cuentos reunidos en Leche, su segundo trabajo) es el sexo, también, como es lógico, bajo la mirada extraña de la autora. Así, en el sexo de unos octogenarios en Bodas de oro o el sexo canibal de De la mar el tiburón, y de la tierra el barón. Por último, la familia, es el tercer tema utilizado en este libro: Desraízame, por favor; El testamento; o La impenetrable son claros ejemplos.
Llegamos, casi al final de la colección, a un relato que será la espina dorsal del siguiente libro. En La loba, un hombre avanza sin descanso en un futuro apocalíptico y amamanta con su propios pechos a niños hambrientos. Esa Leche, título del segundo libro, estará muy presente en el relato que cierra ese segundo libro, también titulado Leche, y que sirve, a su vez, de hilo de unión del primer relato y de toda la poética de Marina Perezagua, donde se conjuga familia, amor, sexo, deseo, imaginación, y una mirada personalísima en un cóctel explosivo muy recomendable.