Publicar o no publicar: tuya es la elección

Para mi segundo artículo en El Periódico, que se publicó el sábado pasado, tuve la oportunidad de entrevistar al escritor Bruno Nievas. Uno de los consejos que daba es obtener primero lectores y después buscar editorial (o, simplemente, dejarte fichar por una de ellas). El proceso tradicional (conseguir agente y editor) es lento y difícil para los autores noveles, por lo que cada vez son más los que deciden publicar primero en internet en formato digital., como expliqué en este reportaje.
 
Bruno Nievas puso su primera obra, Realidad aumentada, gratis a disposición de los lectores. El mismo Hernán Casciari, escritor argentino ingenioso donde los haya, publica libros enteros en su blog y aún así pretende venderlos, creo que con notable éxito. Yo también he publicitado en varias ocasiones el enlace donde puede descargarse mi libro de relatos Juicio a un escritor, ganador del premio para escritores jóvenes aragoneses en el año 2011,en formato PDF.
 
 
Va creciendo el número de autores independientes que han obtenido el respaldo de un sello editorial y han visto su obra editada incluso en papel, que sigue siendo el formato estrella pese a la reducción de ventas y el tibio progreso del e-book. Pero tampoco hay que engañarse. La gran mayoría de escritores independientes forman parte de una masa anónima y sus libros son completamente desconocidos. Además, se acusa incluso a quienes obtienen ventas de fomentar una literatura de baja calidad, sin brillantez literaria ni profundidad de pensamiento. Simple literatura de entretenimiento a precios irrisorios. No suena mal porque, al fin y al cabo, el grueso de lectores busca que les entretengan, lo que por supuesto es totalmente lícito. Yo tampoco pretendo aburrirme mientras leo, aunque reconozco que busco algo más: cierta habilidad con el lenguaje, capacidad para excitar mi materia gris… para el entretenimiento puro no utilizo la lectura.
 
No sé qué pensaréis los pacientes lectores de este blog sobre el eterno debate de los libros en papel o los digitales. A mí me parece que lo esencial siempre es el contenido, no el continente en que se lo empaquete, aunque por supuesto regalar un libro es mucho más bonito que enviar un documento en PDF. En lo personal, me atrae Amazon por la seguridad que ofrece al escritor respecto a dos cuestiones esenciales: la de ver su obra publicada y la de cobrar puntualmente por cada ejemplar vendido.
 
El escritor no debería pasar más tiempo tratando de publicar que escribiendo. En ese sentido Amazon es ideal, pero por otro lado te “esclaviza” a convertirte en vocero de ti mismo y a pregonar por internet la existencia de tu libro, pues nadie lo hará por ti. En todo caso, publique por una vía u otra, el autor debe implicarse en la promoción. No queda otra y puede ser hasta divertido. Para profundizar en esta cuestión os recomiendo la lectura del libro Marketing para escritores, de Neus Arqués.
  
En resumen, creo que los escritores noveles debemos estar esperanzados. Por un lado, existen más agencias y editoriales que nunca a las que podemos mandar nuestras propuestas o manuscritos (bien es verdad que muchas no admiten los no solicitados) en busca de un guía que nos acompañe en el camino hacia los lectores. Por otro lado, podemos apostar por la autopublicación, ya sea en papel, en digital o en ambos formatos, y buscarnos las habichuelas a través de internet.
 
En este tiempo de crisis general, de crisis editorial, de crisis de todo, los escritores noveles no podemos quejarnos. Es fácil distraerse pensando en las posibilidades que se abren a nuestro alrededor. Sin embargo, nunca debemos olvidar qué es lo que nos ha llevado a examinar estas opciones: la pasión por la escritura. Sea racional o irracional, nos sirva para ser más felices o no, para conocernos mejor o para sorprendernos de lo poco que sabemos sobre todo, es esta pasión la que se ha de mantener por encima de los cantos de sirena digitales y de los cerrados círculos de las grandes editoriales. Si yo no la sintiera cada vez que me pongo frente al teclado, empezaría a pensar que estoy enfermo o que estoy cambiando una enfermedad por otra. Y esta ya me viene bien.    
 
 
 
 
 

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