Mira, si voy a escribirte es complicado sino bochornoso en estos días tomar una hermosa metáfora y moverla como una banderita de colores en mi ventana gris para que se vea desde la calle abarrotada de grises. Si de pronto me diese por ejemplo por invocar en estos días a las ninfas que excitan, a las sombras que dan miedo, a los interiores del cuerpo secretos... qué rápido me aburriría de mí mismo, qué rapido me pondría sentado una palma en la sien y miraría a la pared izquierda del monitor así como ahora, terrible aunque secretamente avergonzado de mí mismo... Eso has conseguido en estos días, que te escriba y al escribirte te piense no enarbolando un estandarte de besos castos en la mitad de un jaleado sexo popular (imagina) ni adentrándoteme en el pecho en dadivosa ósmosis de buenos llantos (en fin...), no como el perenne abedul de hojas de luz de mi lóbrega loma calcinada (hostia puta), no como otra más, Dios se haga el loco con mi alma, amor, no como otra más... Has conseguido en estos días que escriba pensando en las pecas de tu espalda muy cuadriculada por el enrejado verde del balcón a bonitas celditas amarillas donde jugar al cien en raya con los labios, pensando en que abres una lata de calamares y te embadurnas el índice de tomate y yo ya sé qué me apetece comer antes de ese arroz tan rico y posterior, pensando en la boca abierta de tu siesta por donde asoman dos paletas blancas que no son como perlas ni mármoles exóticos de un oriental palacio, qué va, sino como las dos paletas más bonitas que haya visto yo jamás (e incluyo películas mil de tipas imposibles y neumáticas abriendo boca), pensando en lo bien que hueles después y antes de las duchas, pensando en lo bien que hueles durante y después de haber dormido a pierna suelta en mi sofá, pensando en lo mucho que tardas en hacerte esa rayita carbón en los párpados frente al espejo frunciendo los labios concentrada mientras miras de reojo los pelos que he dejado repartidos por la pica y me atraviesas de odio el cráneo y yo sonrío imbécil desde la puerta. En estos días si te escribo pienso en lo guapa que vas a estar de vieja, dime si no estoy tan absurdo y romanticoide como creo. ¿Sabes? en estos días no me siento en ningún momento escritor y ha sido por tu culpa, amor mío, ha sido por tu culpa que estos días sienta unas ineluctables ganas locas de escribir y escriba y esté contento de lo que escriba aunque lo que escriba sea verdad y por tanto discretito tirando a malo.