(Por alus. a Rocambole, personaje creado por P.-A. Ponson du Terrail, novelista francés, 1829-1871).
1. adj. Dicho de una circunstancia o de un hecho, generalmente en serie con otros: Extraordinario, exagerado o inverosímil.
Han coincidido en el tiempo los estrenos de dos películas que tienen en común parte de su argumento principal. Las dos van de unos elaboradísimos planes de robo de obras de arte donde nada es lo que parece. Y aquí comienzan y terminan sus similitudes porque una va de clásica y la otra de moderna. Bueno, también son dos películas de amarlas u odiarlas. Es lo que tienen los guiones rocambolescos: caminan por la difusa frontera que separa lo meticuloso y sorprendente de lo ridículo e inverosímil.
La primera de ellas, La Mejor Oferta dirigida por Giuseppe Tornatore, es una película precisa, preciosista y maravillosamente fotografiada, donde destaca, por encima de todo lo demás, el protagonismo absoluto de Geoffrey Rush que está que se sale. La banda sonora es del maestro Ennio Morricone y su música, sin sorprender, viene a requeteafirmar el tono clásico - romántico de una historia que mezcla intriga y amores otoñales de ésos que son capaces de hacer estallar por los aires los principios del más convencido de los onanistas. La recomiendo pese a que reitera algunos de sus recursos argumentales y abusa de la paciencia del espectador con algunas líneas de diálogo grotescas. Excelente epílogo.
La segunda es Trance, dirigida, con mucho estilo de eso no cabe duda, por Danny Boyle. Lástima de argumento: es estúpido y ridículo; una ofensa para el noir (y para la ciencia). Aunque, gracias ese guión, podrán ustedes contemplar un par de primeros planos del depiladísimo potorro de Rosario Dawson. La fotografía de la película es también muy bonita pese a que nos machaca un poco con esa moda que se ha impuesto en Hollywood: fotografiar todo en azul y naranja. La banda sonora es tan estúpida como el argumento. Hay un poco de gore entre gratuito y realista y, cómo no, muchos planos inclinados marca de la Casa Boyle. James McAvoy está fatal; no me creo su personaje. No la vean. Es muy tonta. Buen epílogo, sin embargo.
De propina, cuatro estrenos más con argumentos rocambolescos (esto empieza a ser preocupante) pero con dispares resultados aunque, en general, son mucho más flojas de lo que cabría suponer a la vista de quiénes son los señores que las firman.
De más mala a menos mala o, si lo prefieren, de más muertos a menos muertos (curiosa coincidencia).
Objetivo: La Casa Blanca (2013, Antoine Fuqua, el de Training Day). Absolutamente vergonzosa. Una mezcla cutre de La Jungla, Air Force One y alguna mierda de Chuck Norris. Hasta los FX son malos. Creo que deberían quemarse todas las copias existentes de esta basura en una gran hoguera en la que asaríamos salchichas. Es imposible salvar nada de este engendro cinematográfico de violencia pornográfica. Durante la película se matan cantidades ingentes de seres humanos. Y también muchos norcoreanos.
La Venganza del Hombre Muerto (2013, Niels Arden Oplev, el de Los Hombres que no amaban a las Mujeres). Una película malograda por culpa, sobre todo, de Noomi Rapace. El guión tenía potencial aunque también roza el ridículo por aquello de las venganzas elaboradísimas. Sorprendentemente, Colin Farrell lo hace bastante bien. Durante la película se matan muchos seres humanos.
The Call (2013, Brad Anderson, el de El Maquinista). Mucho mejor de lo que aparenta. Tensión constante. Es una especie de estrenos TV hecha con medios, buen gusto y conocimientos básicos de montaje cinematográfico. Durante la película se matan unos pocos seres humanos.
Cruce de Caminos (2012, Derek Cianfrance, el de Blue Valentine). Es una historia que tiene dos partes bien diferenciadas. La primera mitad es estupenda en todos los sentidos. Ryan Goslin está, otra vez, imponente. Cuando le pasa el testigo del protagonismo a Bradley Cooper, la cosa comienza a desinflarse hasta desembocar en un melodrama tontorrón de carambolas vitales todavía más tontorronas. No toda la culpa es de Mr. Cooper pero es que buen actor, lo que se dice buen actor, no es. De todas formas, yo creo que Derek Cianfrance es un realizador talentoso. Durante la película se matan uno o dos seres humanos.
Ya saben: ante la ausencia de guiones originales, recúrrase al rocambolequismo.
Ya saben: ante la ausencia de guiones originales, recúrrase al rocambolequismo.