dile a ese miedo tuyo


Dile a ese miedo tuyo,
ese miasma de valentías que te ahoga,
que se aterre,
que se le acaba el tiempo a duros golpes
de esperar a mí que a ti te llegue
portador de minutos de ti acuchillados por mí
que se desangran
extendidos a ras de suelo del dormitorio
sin poder divisarse desde la alta cama.
Dile a ese miedo tuyo,
ese vestidito bordado de escondidos desnudos que te viste,
que no es el miedo tuyo, que es un miedo de otros
que te trepa sin permiso
y respira fuerte a tu oreja y te soba,
dile que a ti te violenta, que te jode,
que no te excita secretamente ni reconforta
ni masturba en privado ni duermes
ni piensas en él así a ojos cerrados cuando nadie mira
ni dices ojalá que fuera miedo mío
este miedo tan horrible que es de otros,
que no, dile que no, mi niña amor que callas tan bonito,
que no dile aún si no hablas,
dile a ese miedo tuyo,
ese jarabe de cicuta que hace el avioncito bueno hacia tu boca,
que vuelva a la confortable seguridad de su origen,
que se aterre,
que se le acaba el tiempo a duros golpes,
a palizas de esperar a mí que a ti te llegue
portador de minutos de ti acuchillados por mí
que se desangran
extendidos a ras suelo del dormitorio
sin poder divisarse desde la alta cama.
Y así, subidos sobre el lecho alejando los pies de muertes
que de fulgente tiempo sangran,
así clavemos como un reloj de sol nuestros cuerpos
como limpias astas sin bandera de una sombría patria.


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