Palabras blandas

Las palabras son como los ladrillos del lenguaje. Cada una de ellas posee su ‘alma’ , su significado, su relación con algo material o inmaterial que nos viene dado. Es su ‘alma’ de origen. A partir de ahí podemos modificar una palabra a nuestro gusto. Podemos añadirle significados adicionales o desencadenantes de recuerdos, placenteros o no, que irán configurando nuestro propio lenguaje personal.

Cuando estos viajeros especiales se enganchan a una palabra, puede ocasionar problemas  si son desencadenantes de emociones o recuerdos dolorosos.

Existe una forma rápida de  romper, temporalmente, el nexo entre palabra y significado así como con el resto de acompañantes que le hemos ido añadiendo. Esta manera de liberar a la palabra es utilizada a veces como un juego. Repetimos rápido y muchas veces la palabra y veremos que al cabo de cierto tiempo estaremos diciendo unos sonidos articulados sin significado. La hemos centrifugado.  Al acabar de repetirla, en muy poco tiempo, volverán sus ‘almas’, sus significados, los académicos y los personales.,  a quedar enganchados de nuevo.

Podemos centrifugar las palabras mediante técnicas más visuales. Podemos ‘reblandecer’ su representación escrita en nuestra mente. Colocarla sobre una roca, distorsionada y abandonada hasta que sus acompañantes indeseados dejen de poseerla, hasta que, volvamos a tenerla limpia de origen. Para volverla a llenar de nuestros contenidos, a ser posible menos dañinos.

Letras, sílabas, palabras, frases, pensamiento, emociones.

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