No es la primera vez que me cuentan el “shock” que le produce a un occidental la visita, inocente al principio, a un poblado africano. Escondido a través de unas vacaciones ‘exóticas’, el occidental vive en directo aquello que tantas veces ha leído y visto en la televisión pero que nunca ha podido llegar a hacerse ‘suyo’ hasta que lo ha sentido sin medianías.
Una vez vuelve a su entorno conocido, a su área de confort, puede estar uno, dos o más días noqueado mentalmente, con pensamientos obsesivos y con ganas de hacer algo más que buenas intenciones ante la miseria experimentada.
Este deseo de abandonar su área psíquica de confort suele durar poco aunque algunos continúan en el empeño y deciden vender todas sus pertenencias en un intento de hacer posible aunar los nuevos valores asimilados con la acción directa. Estos nuevos valores no deben cegarlos y no deberían medir a sus conocidos a partir del nuevo patrón. Perder amistades, discusiones inauditas y malos momentos por culpa de los nuevos valores que el viajero ha adoptado. Las amistades y conocidos no han cambiado. El que ha realizado el cambio es el turista comprometido con la nueva causa y debe comprender que pidiendo dinero para África así, de pronto, y enviar fotografías de dramas africanos a sus amistades, no va a conseguir más que aislarse del mundo que le era el habitual.
Es posible una solución intermedia. No vendamos nuestras propiedades. Hagamos que produzcan el máximo de rentas para entregarlas a proyectos solidarios. No destruyamos nuestras amistades. Informemos suavemente de nuestra nueva lista de valores sin presionar a nadie. Las convicciones morales, internas, aquellas que no se ven si no es mediante observación sutil de las consecuencias de nuestras acciones, se instauran sin presión, tranquilamente, después de un período más o menos largo de introspección.
Querer ganar el tiempo perdido con la ‘ceguera’ previa ya superada y convertirse en obsesivos de la ayuda humanitaria aislará al nuevo receptor de valores y hará ‘flaco’ favor a sus nuevos ‘protegidos’.
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