Después de batir el récord mundial de ingesta de anfetaminas en un solo día, Jimmy Cooper decidió acabar con todo y saltar por los blancos acantilados de Beachy Head en compañía de una moto robada. La moto sí lo hizo. Él no.
Simuló su propia muerte, pero ni sus padres ni sus amigos reclamaron su cuerpo, por lo que tuvo libertad de movimiento. Rebuscando en los bolsillos de su emblemática parka verde consiguió reunir treinta chelines y unas cuantas pirulas. Valorando la situación, se tragó un par de ellas y el resto las tiró al mar. Era hora de cambiar de vida... Continúa aquí.