Las luces interiores, de Karmelo C. Iribarren


LAS CIUDADES

Me gustan las ciudades, sus plazas,
sus calles, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo entre la gente,
no ser nadie, no tener que ir a nigún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer tu rostro
o el del último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos
urbanos, pasear por ellos, a su lado,
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar.
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo...

**

TODAVÍA

Todavía
a veces

se asoma
a tu mirada

aquella chica
en bicicleta

atravesando
la ciudad
hacia la playa…

**

VIVIR ES ESO

Estamos tan cerca
uno del otro
que me veo reflejado en sus pupilas.
Pero dura poco.
Ya está sentada en el autobús.
Ya se aleja.
La vida hace que estas cosas
sean escasas
a propósito.
Para que nos levantemos
cada mañana
a buscar más.



[Editorial Renacimiento]

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