No importa que yo escriba un tu nombre que no lleve a sí atado a ti misma y a ti tan sólo enteramente -sólo tú y tú sola y aparte de ti más nadie-, pues nada te escribo entonces: a ti nada dicho queda. No vale si yo hablo una voz si no oyes tú esa voz que yo hablo y haces como que a veces, que en ocasiones, que acaso pudiera ser que sí que crees a pie juntillas mas con un gestito involuntario que dice que sí siempre.
No importa si divido
que te amo
que te quiero
que te espero
y reparto así en columna
en una página sin página
en una pantalla
sin público.
Si clásico rimo yo mimo
con primo, con timo, con limo,con un vanguardista depende.
Si digo ineluctable en vez de por narices y porque quiero. Si digo eros y salado manantial y utopía en vez de ganas, en lugar de coño y de contigo para siempre. Si digo mañana en lugar de hoy para que en connivencia con la sana seguridad me lluevan al cráneo las piedras de la paciencia y de la soledad, nada dicho queda.
No importa si digo que no importa que no te tengo aquí atada a mi cuerpo como atado un lindo perrito curioso a una sucia farola circunvalada por mariposas en la puerta de un despacho o un buen restaurante.
Lo que importa es que sepas lo que pasa y lo que ocurre aquí adentro aunque digas que no, que esto no es serio ni justificable ni ético, con un gestito involuntario que dice que sí siempre.