Ayer por la noche se cayó la aguja pequeña de mi reloj. Ya sé que suena absurdo, pero me lo he dejado puesto. Esta mañana me he levantado a 'y cuarto', no sé de qué hora, pero eran 'y cuarto', y por primera vez en mucho tiempo no he sentido sueño. A 'y cinco' he terminado mi trabajo, aunque desconozco si era tarde para entregarlo. Después, a eso de 'menos veinte', he comido. Lo he hecho cuando tenía hambre sin pensar si era la hora de comer.
Creo que me gusta vivir sin la aguja pequeña de mi reloj; me tranquiliza saber que nunca voy a llegar con retraso a ningún sitio.