El hombre era guijarro huido pálido del día
por brillar estatua ámbar frente a una nocturna hoguera,
de la llama como rojas sierpes encendidas
reptan por la roca desvaída rojas grietas venideras.
El hombre era guijarro huido pálido del día
para ser la extinta brasa de una nocturna hoguera.
¡Ah, inmarcesible guijarro que así te perecías,
pereciendo así presume cuán vivo y hombre eras!