No fui a ver al cine el debut de Joseph Kosinski, Tron: Legacy, y ahora me apetece porque Oblivion me ha procurado dos horas de ciencia ficción y entretenimiento puro. Sé que la mayoría de los críticos le han dado palos, pero por ejemplo a Ángel Sala, uno de los mejores críticos de este país, que escribe en Imágenes de Actualidad, le gustó bastante. Uno de mis ejercicios favoritos en el cine es deducir las huellas, los rastros, los guiños y las influencias de otras películas en el imaginario del director, y en ese sentido Oblivion, inspirada en la novela gráfica de Kosinski, está llena de ellos: hay referencias a Blade Runner, El planeta de los simios, 2001: Una odisea del espacio, Solaris, Inteligencia Artificial, Minority Report y la trilogía original de La guerra de las galaxias, especialmente a El imperio contraataca. Pero también hay una influencia notable de la literatura de J. G. Ballard: esos paisajes cambiantes, que han mutado, dando lugar a nuevos escenarios y a territorios erigidos entre las ruinas. En este sentido la puesta en escena, la ambientación, ese mundo devastado… resultan ser lo mejor del filme.
Me parece una película digna, como lo fueron Moon, la versión moderna de Solaris o incluso Prometheus (si le quitamos algunos desvaríos y todas esas escenas que se prestaban a confusión). Ninguna de ellas, claro, alcanza la maestría de las cintas en las que se basan, las que he citado antes. Si hay algo que se echa en falta en Oblivion es, precisamente, la complejidad de 2001 o de Inteligencia Artificial. Así, con Tom Cruise actuando con el piloto automático (el género se le ajusta a la perfección, se le da bien, como dijo Sala en Twitter, y como lo prueban Minority Report y La guerra de los mundos), y con un espectáculo en cada plano, Oblivion es un agradable entretenimiento, sin más.
Me parece una película digna, como lo fueron Moon, la versión moderna de Solaris o incluso Prometheus (si le quitamos algunos desvaríos y todas esas escenas que se prestaban a confusión). Ninguna de ellas, claro, alcanza la maestría de las cintas en las que se basan, las que he citado antes. Si hay algo que se echa en falta en Oblivion es, precisamente, la complejidad de 2001 o de Inteligencia Artificial. Así, con Tom Cruise actuando con el piloto automático (el género se le ajusta a la perfección, se le da bien, como dijo Sala en Twitter, y como lo prueban Minority Report y La guerra de los mundos), y con un espectáculo en cada plano, Oblivion es un agradable entretenimiento, sin más.